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Coroniti a la deriva: El palimpsesto porteño o simplemente el placer de vagabundear


08 de junio de 2024

“Es la calle la que le brindará al cronista su material primario, su plataforma para volar, crear e improvisar. Emiliano y Toscano no saben con lo que se van a encontrar en su periplo furtivo por las calles de Buenos Aires, entonces se preparan para lo inesperado.”

Frida Jazmín Vigliecca

“Los extraordinarios encuentros de la calle. Las cosas que se ven. Las palabras que se escuchan. Las tragedias que se llegan a conocer. Y de pron­to, la calle, la calle lisa y que parecía destinada a ser una arteria de tráfico con veredas para los hombres y calzada para las bestias y los carros, se convierte en un escaparate, mejor dicho, en un escenario grotesco y espantoso donde, como en los cartones de Goya, los endemoniados, los ahor­cados, los embrujados, los enloquecidos, danzan su zarabanda infernal.”

(El placer de vagabundear. Aguafuertes porteñas, Roberto Arlt)

Hace casi un siglo un periodista llamado Roberto Arlt realiza una jugada mágica que marcará la historia de la crónica y producirá un eco que aun en nuestra contemporaneidad seguiremos escuchando, ¿dónde? En el curioso mundo de lxs influencers y youtubers. ¿Cómo? se preguntarán. Mediante una serie reality mezcla biodrama y ficción denominada “Coroniti a la deriva”, un hombre autopercibido vencido (en lo afectivo y en lo social) deambulará por las calles porteñas junto a su infalible amigo Marcelito Toscano. Esta dupla sinterizará, ni más ni menos, que el ambiente post capitalista que respira una ciudad capital del sur del continente americano en pleno Siglo XXI.

En agosto de 1928, Arlt comienza a publicar una columna -con estética costumbrista en el diario El Mundo- llamada “Aguafuertes”, que sostendrá hasta su muerte. Estas crónicas aluden a un estilo de las artes visuales justamente llamado aguafuerte, una técnica de grabado calcográfico donde se reproduce una imagen original a otro soporte y allí se transcriben las líneas o surcos del más claro al más oscuro según la profundidad que se ha hecho a la plancha primaria. Es aquí donde aparece la explicita referencia, las aguafuertes porteñas son postales móviles descriptas con curiosidad y subjetividad estética y ética, con más o menos profundidad, pero con un ojo crítico y hasta humorístico de la sociedad rioplatense.

“El dolor mata amigo, la vida es dura, la vida es dura
y ya que usted no tiene ni hogar ni esposa, ni hogar ni esposa
si quiere ver la vida color de rosa

eche 20 centavos en la ranura.”

(Cuarteto Cedrón, letra Raúl González Tuñón)

La picardía del malandrín que sabe escabullirse por algún callejón, el chamullo del vendedor, la obsesión del burrero o la melancolía del guapo son arquetipos que fueron desapareciendo con el tiempo entre tanta globalización y mercado inmobiliario.

Las casonas de principio de Siglo XIX han sido derrumbadas y sustituidas por torres sin identidad. Sin embargo, Coroniti a la deriva logra revivir estos estereotipos al estilo Arlt, caminando el Buenos Aires citadino y vinculándose con sus protagonistas en un escenario palimpsesto que mezcla gestos, tonada, costumbres, paisajes y dichos que demuestran una cultura resiliente: la porteña.

 

La ética del hombre vencido

Emiliano Coroniti es el creador del programa trasmitido por youtube en el canal La Canchita TV y además el gestor de una frase icónica y popular que, en épocas de emergencia en términos de salud mental, asume un estado social y afectivo colectivo: El hombre/mujer vencido. Dentro de esa descripción cada quien hará su interpretación, para mi es difícil no asociarlo con una especie de denuncia, quizá inconsciente no lo sé, sobre la pérdida de mitos y creencias en una sociedad que dejó de tener representantes (políticos, civiles y religiosos) y que sin dudas se ve desgarrada intensamente en su tejido social.

Emiliano, en un tono más liviano pero no por eso menos expresivo, observa al igual que Roberto ese contrapelo social, como Discépolo también, que comparó el mundo en dos generaciones. Arlt y Coroniti muestran la radiografía de una existencia contemporánea. El primero, asumiendo una actitud de mayor compromiso y denuncia frente a una modernización injusta, en la que el desempleo y la inmigración interna de origen rural se traducen en fuertes contrastes entre el centro de la ciudad y los barrios de la marginales por la crisis del 30. Y el segundo, ante el “no hay plata” y la desaparición del Estado que acentúan la pobreza, exclusión y desigualdad que hay en la ciudad más rica de la Argentina, donde changarines, cartoneros, pungas y personas en situación de calle tratan de sobrevivir en un sistema que ya los venció.

Entre las referencias de Coroniti a la deriva a las Aguafuertes Porteñas, podemos encontrar una notable contraposición entre los conceptos de civilización y barbarie, exaltando esta última como un valor, aludiendo siempre a una clase trabajadora que quiere logar una vida digna pero el contexto no se lo permite. Allí observamos, en un collage mestizo, a un obrero paraguayo haciendo un asado de obra, un cocinero de shawarma de origen iraquí, un pibe que vive en la calle, un burrero apostando en el hipódromo de Palermo o el hijo de Porcel, todos conviviendo bajo un mismo cielo.

El lugar del cronista

Todxs sabemos sobre el Arlt cronista y así también todxs sabemos sobre la personalidad del Emiliano de Coroniti a la deriva, sabemos que su mamá es un tana que le reprende y malcría en misma medida, sabemos que ella le cocina y que quizá tiene muchas similitudes con Berta Gardés, la madre de gran Carlitos. También sabemos que Emi tiene una Kangoo que anda mal y un mecánico excéntrico intenta repararla, también sabemos muchas otras cosas por lo que relata su mejor amigo Toscanito, un abogado penalista devenido influencer que añora los tiempos donde tenían un mejor pasar económico y podía viajar por el mundo. Sin dudas, Emiliano no termina de completarse sin Toscano, su Sancho Panza. El personaje que trae humor y despliega desparpajo y ternura.

“-¿Te das cuenta, qué lindo es vagar; mirar las fachadas de las casas, la gente que pasa, los atorrantes que cavilan en los portales, las muchachas de las tiendas que arreglan vidrieras, los patrones almaceneros que, detrás de la caja, vigilan a sus dependientes?”

(“Elogio de la vagancia”. Aguafuertes porteñas. Roberto Arlt)

Es la calle la que le brindará al cronista su material primario, su plataforma para volar, crear e improvisar. Emiliano y Toscano no saben con lo que se van a encontrar en su periplo furtivo por las calles de Buenos Aires, entonces se preparan para lo inesperado que inician con un llamado, un viejo chiflido de amigos donde predisponen sus sentidos para el juego- como los niñxs yendo al potrero- y se destinan con total libertad a la escucha, a la percepción, a la aventura que les hará ver con otros ojos lo ya conocido y transformar lo cotidiano en algo extraordinario, único. Un día sintiendo a flor de piel, caminando y haciéndose en cada paso, un día navegando a la deriva.

Frida Jazmín Vigliecca

Frida Jazmín Vigliecca es trabajadora de las artes transdisciplinar, docente y arteterapeuta.

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