Cris Miró (ella), la serie que retrata la vida de la primera figura trans del paÃs
20 de julio de 2024
La serie retrata la figura de la vedette que tomó por asalto a la sociedad argentina en los ‘90. Representación trans, discriminación, morbo y la tenacidad de una personalidad encandilante son algunas de las temáticas retratadas en la biopic estrenada en Flow y Max.
El año es 1995, en algún lugar del país, una nena se sienta a almorzar con su familia. Tiene el pelo corto y está vestida con un conjunto deportivo del club que alienta toda la familia. Como es la tradición familiar, su mamá pone el programa de Mirtha Legrand mientras manda a sus hermanas a servirles la comida a los varones de la familia. En el programa aparece Cris Miró, la vedette trans que está encabezando por primera vez en el Maipo. Por primera vez, esa nena ve a alguien como ella en la televisión y empieza a soñar con una vida en la que no la traten diferente a sus hermanas.
Esta historia se repitió en infinidad de hogares de la República Argentina durante la breve carrera de Cris Miró. Breve, no por falta de talento, sino porque la actriz y bailarina falleció con tan sólo 33 años. En sus tres años de carrera rompió una infinidad de puertas que previamente estaban cerradas a la comunidad trans y, sobre todo, visibilizó una comunidad que estaba completamente ocultada para el conjunto de la sociedad. A 25 años de su muerte, estrena Cris Miró (Ella) en Flow con la actuación de Mina Serrano, actriz española con un gran parecido a la vedette.
La serie recorre la vida de Cris desde sus comienzos en la escena gay de la noche porteña, su trayectoria como la primera vedette trans en encabezar en el Maipo y su vida personal, con las dificultades que conllevaba ser abiertamente trans en una sociedad donde no habían pasado las discusiones del matrimonio igualitario, el movimiento feminista ni el cupo laboral trans. Con un uso inteligente del recurso del archivo, la serie muestra los pasos más icónicos de Cris por la televisión argentina.
Cris Miró (ella) vuelve a traer una figura que tuvo una importancia enorme en su época, mostrándole a las niñeces trans de Argentina que era posible una vida donde su verdadera identidad no esté oculta. Así y todo, la manera en la que Cris fue tratada demostraba la hipocresía de la sociedad argentina, que llenaba los teatros y explotaba el rating para verla, pero permitía y consumía cuestionamientos constantes a su identidad.
Cris Miró tuvo que reafirmar su identidad a cada paso que daba y supo jugar con el morbo de la sociedad para hacerse paso. Si bien ella nunca se acercó a la militancia trans, que por los ‘90 creaba sus primeras organizaciones y daba sus primeros pasos como colectivo, la existencia de Cris no podía dejar de ser política en una década donde política y espectáculo estaban íntimamente entrelazados.
La historia de Cris es excepcional por el nivel de éxito que tuvo, pero también lo es por la red de contención con la que contaba: una familia de clase media que, si bien le costó aceptar su identidad real, nunca dejó de sostenerla y terminó por aceptarla como era. Esta historia no era (ni es) la de la mayoría de las personas trans, que producto de la marginación por parte de la sociedad y muchas veces de las propias familias tienen una esperanza de vida de menos de la mitad que el resto de la población. Hoy en día la comunidad trans cuenta con una ley de cupo laboral conseguida con décadas de militancia que comienza en la época en que Cris emergía como figura. Esta ley, junto a programas en el sistema de salud, etc., permiten que cientos de personas trans accedan a puestos de trabajo que les permitan salir de la marginación y marginalidad impuesta por una sociedad que todavía tiene mucho camino que recorrer.
Hoy en día el cupo laboral se encuentra bajo ataque por el gobierno de Javier Milei. Si bien la aplicación de la ley fue parcial, con un bajísimo nivel de cumplimiento en el interior del país, su existencia es un paso fundamental para el avance en los derechos de una comunidad que desde la época de Cris apenas pudo incrementar su esperanza de vida de 33 (edad en la que Cris Miró falleció) a los 35 años. En el marco de un ajuste en el Estado que dejó a miles de personas sin trabajo, el Gobierno aprovechó la oportunidad para despedir a decenas de empleadas y empleados trans, especialmente en el interior del país.
Si es cierto que el avance de una sociedad puede medirse por los derechos que tienen los sectores más postergados, hoy en día el escenario planteado en Argentina es el de un franco retroceso. A 25 años de la muerte de la primera figura trans en Argentina, se encuentran en peligro muchos de los derechos que se consiguieron con décadas de lucha.