"La agrupación Fuerzas del Cielo, que se está formando hoy aquí entre nosotros, es el brazo armado de La Libertad Avanza. Es la guardia pretoriana del presidente Javier Milei. Somos sus soldados más leales" dijo Daniel Parisini en el escenario.

Detrás de él, colgaban banderines con palabras como “libertad”, “propiedad privada”, “Argentina será el faro que ilumina el mundo”. El formato era muy similar al que utilizaban las fuerzas de Hitler para los actos y la idea de un brazo armado generó preocupación en varios miembros de la dirigencia opositora salieron a pedir explicaciones.

Faltando menos de un año para las elecciones legislativas, este grupo podría buscar posicionarse dentro de La Libertad Avanza como un espacio de referencia para generarle espalda al presidente, de cara a la interna que mantiene con Victoria Villaruel. De esta manera, facilitarse algunos lugares en el cierre de listas. Para eso, salir del anonimato de las redes sociales, es obligatorio para todos los seguidores del presidente.

En la era de la digitalización, las fuerzas que apoyan a Javier Milei parecen quedar siempre limitadas a una computadora y a un insulto realizado a través de las redes sociales. El filósofo coreano Byung-Chul Han explica en su libro “Infocracia” que las plataformas son el territorio a disputar en estos momentos: “el factor decisivo para obtener el poder no es ahora la posesión de medios de producción, sino el acceso a la información”.

El autor afirma que las sociedades podrían ser transformadas a partir de la información, apuntando a los usuarios como un ganado sumiso. “Nos creemos libres, mientras nuestras vidas están sometidas a toda una protocolización para el control de la conducta psicopolítica. En el régimen neoliberal de la información, no es la conciencia de la vigilancia permanente, sino la libertad sentida, lo que asegura el funcionamiento del poder” asegura Byung-Chul Han.

Podemos llegar a pensar que, luego del triunfo electoral de Javier Milei, algunas definiciones del filósofo nos resuenan mucho en nuestro país. Mucho tiempo sin poder interactuar con nuestros vínculos, teorías conspirativas que crecieron a través de las redes sociales y un mal gobierno, todo eso colaboró con el gobierno que tenemos hoy.

A través de las redes, estos personajes cercanos al presidente parecen transformarse en jueces de los que no piensan como uno. Desde escrachar a artistas que tienen otras ideas o políticos de la oposición. Así como Milei busca polarizar con Cristina, sus militantes digitales - los reales, no los trolls – buscan polarizar en la vida real, pero cuando efectivamente se los ve plantados ante las personas que insultan en las redes, pocos recursos aparecen en la discusión política. Las convocatorias por las universidades y los jubilados, son un ejemplo claro de que la calle aún tiene un peso propio difícil de imitar, aunque hagas vivos en Instagram que facturen.

Es interesante ver el rol que juegan los medios de comunicación. Cuando Agustín Laje aclara en TN que en realidad “se comieron un bait” y que esas frases eran solamente para tener más llegada. Nadie repregunta y todo sigue su curso. Pero Laje da la entrevista en el mismo grupo que acusó durante años a los espacios de militancia kirchnerista de “fascistas”. En algunos casos, sus conductores lo hacían abiertamente. En otros, las palabras que se utilizaban hacían alusión a terminología nazi.

Por ejemplo, cuando todos trabajaban ayudando a los vecinos de La Plata luego de las inundaciones, Clarín titulaba “La Campora aseguró como búnker propio el centro de ayuda”. El mismo Sturzenegger había comparado a la organización cercana a Cristina con las “juventudes hitlerianas.”

En estos momentos, donde parece haber jóvenes que utilizan la estética y la militarización de la política para agredir al que piensa distinto, no parecen tan preocupados nuestros colegas, como si en aquel momento histórico. Sin embargo, la calle sigue siendo el escenario a ganar, porque Milei lo va a necesitar el año que viene si pretende ganar las legislativas y sus militantes, si quieren construir algo más que un grupo de Whatsapp.