Los pañales descartables aumentaron un 2603% desde que Javier Milei fue arropado con las vestiduras de Presidente. El pollo aumentó 1290%, el arroz 1402%, el pan 1467% y la yerba un 919%. Son datos simples, se destacan del informe estadístico del Indec en la última medición del índice de precios al consumidor que le redondeara al gobierno un 8,8% mensual.

Todo eso sucedió en apenas seis meses, golpeó sobre el bolsillo del 99% de los que viven o sobreviven en este país. Los servicios públicos aumentaron de manera escandalosa este mes, el transporte lo mismo y agravándose en proyección futura. Los salarios e ingresos populares se debilitan día a día frente a una realidad económica diseñada para destrozar la vida cotidiana de nuestro pueblo.

El ajuste despiadado se hizo conversación cotidiana y la idiotez de un presidente con sus debilidades mentales exhibidas a los cuatro vientos, empieza a horadar los fundamentos de su propia legitimdad.

Se tropiezan los conflictos en cada uno de los rincones de nuestra Patria. Suspensiones y despidos golpean en las provincias donde se vertebró el triunfo electoral de la última opción que tenía el sistema económico para conducir los destinos políticos de una democracia que raquitiza en Occidente y, en Argentina, parece estar ofertando una muestra sobre la elasticidad de sus límites.

La modernidad líquida, aquella que destrozó valores y tradiciones, la que se llevó puesta sentido común e identidad colectiva, empieza también a medir en tiempos cortos la estabilidad de los regímenes políticos que no satisfacen los intereses inmediatos impuestos por la exageración de la cultura del consumo.

Hasta el entorno de Javier Milei, que no parece muy aplomado en la comprensión de la realidad, se comporta como quien olfateara que los tiempos de la pasantía presidencial se acortan. Exhiben su autoproclamación como líder mundial por foros y eventos bizarros por Estados Unidos y Europa, para aparentar la imagen de “fenómeno mundial” que solo habita en los laberintos mentales del subnormal arropado en la banda presidencial.

En el mientras tanto, la Argentina se desangra en el altar de las pretensiones de Estados Unidos y los grupos económicos que hacen negocios al amparo de los intereses geopolíticos de la potencia cuya hegemonía se debilita en tiempo presente. Y todos aceleran los tiempos.

 

Milei, empresarios y funcionarios que participaron del almuerzo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción - CICYP

 

Y se pudrió bien temprano…

Eurnekian, fogonero de experimentos políticos de un lado y del otro de los antagonismos políticos de la Argentina, patrón de Javier Milei y del jefe de gabinete a sueldo de la CIA, Nicolás Posse, tuvo palabras poco gentiles hacia su empleado.

“Que se ponga las bolas y dirija el país” dijo el empresario a la salida de un encuentro del CICYP, organismo de lobby patronal dirigido actualmente por la Sociedad Rural, evento en el que Javier Milei fue apretado para que siga devaluando la moneda nacional ante la escasez de dolares que caracteriza la timba financiera que dirige Luis Caputo.

La frase puede ser producto de una mezcla rara entre vejez e impunidad; pero también es síntoma del olfato de un empresario que se ve en la necesidad de despegarse de una figura que empieza a deteriorar su imagen institucional, a poco de haber arrancado su experiencia.

“Queremos invertir, pero necesitamos condiciones” dijo Marcos Pereda, el vicepresidente de La Rural. La minoría empresaria y oligárquica de la Argentina, aún consciente de los tiempos de crisis que se avecinan, aceleran los tiempos de demandas para obtener en corto tiempo la máxima transferencia posible de recursos a su favor. Demandan libre acceso a los dólares, eliminación de todo arancel a las exportaciones, devaluación para maximizar su rentabilidad en el terreno local y afianzar con la Ley Bases el ciclo de conquistas que le arrancaron a la Nación y a la mayoría de nuestro pueblo en estos cortos seis meses.

“Hay un fenómeno social interesante. Hay algo nuevo que es ‘recesión con esperanza’. Los empresarios vamos a bancar”, le decía un empresario del cículo rojo organizador del evento al periodista de Infobae en la antesala de un encuentro en el que circulaba el rumor de la impaciencia empresaria por obtener logros rapidos, ante la explosión del malestar social que será inocultable en los próximos meses.

El apriete de clavijas de los grupos económicos, la impaciencia de Estados Unidos por conquistar garantías para las próximas décadas de un sistema de saqueo y colonialismo como el que se establece en la Ley Bases, acerca el proyecto con media sanción en Diputados a tener un mínimo pase de comedia en Senadores, para luego terminar transformandose en ley tras el derrotero institucional necesario.

El estatuto legal del coloniaje está en la agenda de la clase política argentina, pero no hay gobernador que quiera dejar los dedos marcados en la ridiculez de un pacto de Mayo que está suspendido y buscando otra fecha para faltarle el respeto a la Patria.

“Nos tenemos tanta confianza que firmamos el acuerdo sin haberlo leído”, le dijo Antony Blinken a la canciller Diana Mondino, cuando concluyó la ceremonia en el Salón de los Tratados del Departamento de Estado del país del norte. Sucedió ayer, mientras Milei boludea en España. La canciller, junto al jefe Gabinete, Nicolás Posse, firmaron un acuerdo que lleva por título: “Entendimiento marco para el establecimiento de un diálogo estratégico entre Argentina y EEUU”.

Mientras Rusia apura la derrota de la OTAN en su frontera con Ucrania, y China acelera sus conquistas económicas en una guerra comercial que le quedó gigante a Estados Unidos, la potencia en decadencia acelera los ritmos del afianzamiento de los territorios que considera su “patio trasero”. Blinken sostuvo que “ha habido una intensificación importante del trabajo que estamos haciendo juntos en prácticamente todos los frentes, ya sea a nivel bilateral, a nivel regional e incluso a nivel mundial”.

Estados Unidos, también, acelera acuerdos para hacerlos respetar en un futuro inmediato, con la confianza de quien controla el funcionamiento de una clase política, una casta judicial y tiene aceitado en sus intereses, la rentabilidad de una clase empresaria que perdió autonomía para diseñar su propia existencia.

Seis meses apenas de un nuevo gobierno y el ritmo desenfrenado de los acontecimientos, no augura estabilidad política suficiente en el horizonte institucional de un país al que lo condenaron a vivir una pesadilla cotidiana.

Y aún así, hay quienes están pensando en candidaturas.

 

En otra galaxia

El peronismo, como fuerza política llamada a representar hegemónicamente los intereses populares en el país, a defender nuestra independencia económica y planificar nuestra soberanía política, fue sufriendo una desnaturalización tan abrupta, que autorizó el descabellado presente de Javier Milei ataviado de los atributos presidenciales.

Si algo le sobra al peronismo, son personajes que se autoperciben eternos candidatos a algo. Y si algo le falta, es una planificación política acorde a su sentido histórico.

Resulta refractario para cualquiera de los que sufren los embates económicos de este tiempo, andar observando dirigentes políticos con grandes responsabilidades en el balance de 16 años de gobierno de los últimos 20, promocionando su propia imagen para proyectar sus aspiraciones de gobierno.

Para un parte importante de quienes se sienten parte del Movimiento Nacional, resulta desconcertante encontrar dirigentes políticos discutiendo el diseño de listas en un contexto de convulsión geopolítica, angustia social y saqueo económico que demandarían respuestas que no habitan ni el pasado reciente, ni menos aún el presente propagandístico que ocupa la retina de los propios adictos a la rosca.

La historia, impiadosa y perseverante, habrá de contar el cuento de este tiempo distópico que nos dejó en el centro de nuestros padecimientos, la combinación explosiva entre decadencia occidental y desnaturalización de las representaciones populares en Argentina.

Pero también, fundamentalmente, habrá de marcar la responsabilidad política de un futuro inmediato que demanda respuestas efectivas ante una crisis global que amenaza con profundizar la extranjerización de nuestra economía, cuando tenemos que encontrar certezas para consolidar su nacionalización.

Un futuro que pretende sepultar la Justicia Social, cuando se demanda que la planificación política, social, cultural y económica ofrezca un destino de felicidad colectiva.

Hay un futuro que sigue demandando de patriotas, de convicciones y de militancia. Construyamos el peligro que florece.