El trabajo juvenil
07 de diciembre de 2024
"Una deficiencia importante de la polÃtica pública en la Argentina es la subordinación implÃcita a que el mercado sea el organizador, que esteriliza iniciativas por doquier, al dejar eslabones de cadenas de valor sin considerar, por suponer erróneamente que el mercado se ocupará de ellos. En la educación, ese error es particularmente doloroso" Enrique MartÃnez y otra propuesta para el debate desde las páginas de LasTresConsignas
En efecto, la formación de jóvenes la podríamos llamar claramente “ofertista”, ya que se parte del supuesto que aumentar el bagaje de conocimientos teóricos y prácticos del educando, mejorará su empleabilidad y con ello se ha de mejorar la condición de vida de cada uno. Tal vez esa lógica simple sea exitosa en economías en que los parámetros sociales muestran baja desocupación; oportunidades permanentes de inserción en labores de mediana y alta productividad, que están al alcance masivo; una dinámica de desarrollo que forma parte de la cultura general.
No es el caso argentino.
El país se caracteriza hace décadas por una fuerte tensión y/o dependencia directa de la situación financiera externa, lo cual genera una cadena de daños sociales que incluyen la ausencia de expectativas confiables a mediano y largo plazo; una cultura especulativa que se disemina en todo el cuerpo comunitario; la precarización del trabajo; la pobreza creciente, superando niveles históricos sin registro. En tal contexto, imaginar un sistema de formación técnica de jóvenes que se concentre en aumentar su “empleabilidad” resulta enteramente insuficiente y al menos ingenuo.
Si la educación técnica ha de buscar su máxima utilidad social será necesario considerarla integrada a un proyecto más amplio de desarrollo y fortalecimiento de cadenas de valor preexistentes o de concreción evaluada y promovida.
ESCUELAS TÉCNICAS RURALES
Se ha elegido el ámbito rural para diseñar e implementar modelos experimentales, que agreguen la complejidad requerida por la demanda concreta, que es formar jóvenes con capacidades técnicas, que se sumen de manera armoniosa a trabajos que agreguen valor a recursos naturales e insumos intermedios, para atender necesidades comunitarias concretas.
La primera ecorregión seleccionada es la conocida como depresión del Salado, en la Provincia de Buenos Aires.
Allí se ha identificado como recursos utilizados de manera incompleta a la lana, cuya esquila se limita a razones higiénicas de la majada, sin destino actual para el otrora importante recurso textil y el agregado de valor a la leche, a escala de los tambos.
Como recursos potenciales, que no tienen presencia económica alguna en este momento en esa región, aparecen algunas aromáticas de segura posibilidad de cultivo y la construcción de cadenas de producción e industrialización de seda natural, con tecnologías disponibles tanto en INTA como en INTI.
Con los ejemplos mencionados es suficiente para instalar una metodología nueva de trabajo y a la vez un debate sobre los objetivos de la enseñanza técnica y la forma de evaluar los logros de esa enseñanza.
Si se cuenta con la tecnología a transferir y con la posibilidad de una formación adecuada y permanente de los participantes en cada cadena de valor, falta asegurar el capital necesario, incluyendo el necesario para garantizar el acceso a la tierra.
EL CAPITAL
El programa para conseguir el capital se divide en dos etapas:
- Capital semilla y prueba experimental del proyecto.
- Fondo de inversión tipo inversor ángel, en que el aportante es socio temporario.
Primera etapa
Se prevé utilizar la distribución de alimentos puerta a puerta que es Consumo Popular Organizado (cpo.org.ar) como instrumento central.
Como el precio de los productos distribuídos incluye el costo de la logística, se ha diseñado un mecanismo que se omite aquí por agilidad del texto, para devolver a cualquier organización el flete ahorrado en caso en que se retiren productos del local base, en Lanús.
En definitiva un grupo de personas interesadas e involucradas en el proyecto pagará por los productos el precio normal al consumidor – de por sí barato – y la organización a apoyar recibirá en devolución el 12% del total comprado, como capital semilla patrimonial.
Con esos fondos se podrán financiar los primeros proyectos de la cadena de valor que se elija en cada lugar.
Segunda etapa
Se definirá con apoyo técnico y legal de una institución bancaria tipo Banco Provincia de Buenos Aires o Banco Credicoop, lo cual no implica aporte de fondos de las instituciones, la creación de un Fondo de Promoción del Trabajo Juvenil, que apoye proyectos definidos por el Fondo o propuestos por interesados en contar con el apoyo.
Ese fondo se nutrirá de inversores pequeños ( hasta el equivalente a 10000 usd por persona), los que serán retribuidos por un porcentaje sobre las ventas en un primer período de unos 5 años y con la posibilidad de rescate del aporte luego, definido por el aportante o el promovido.
Las numerosas cuestiones operativas a considerar están empezando a estudiarse, pero existe suficiente experiencia mundial en el tema para que, se reitera, con el apoyo técnico de una institución bancaria seria, se pueda diseñar un sistema sin fisuras.
Lo expuesto hasta aquí parece suficiente para entender los pasos a seguir. En esencia se trata de cumplir con un objetivo superior, como es promover el trabajo juvenil, que hoy está casi enteramente en manos del mercado.