Ensayos de un peligroso futuro
17 de junio de 2023
Un tendal de conflictos atraviesa el paÃs. En Jujuy una pueblada amenaza la institucionalidad que se pretende ratificada en las urnas hace muy pocas semanas, y evidencia la crisis que baña una dinámica electoral que no logra conquistar legitimidad democrática. La clase polÃtica apila fechas en el calendario electoral y se encierra en una dinámica que sólo les incumbe a ellos mismos.
Morales finge pretensiones presidenciales y tiene la provincia que gobierna sumergida en un escándalo represivo tras otro. Larreta y Bullrich manotean en la bolsa de radicales, liberales y provincialistas, algún nombre que los acompañe en las fórmulas de su debate intestino.
Milei que no tiene quién cuerno le cuide los votos y no para de destilar debilidad electoral, aspira a que nadie se entere que su armado polÃtico es un rejunte de buscas y oportunistas que pretenden asaltarle la billetera a un conjunto de desencantados que están dispuestos a burlarse de la democracia votando a un candidato absolutamente cagado del zapallo.
El Frente de Todos cambia su nombre para no hacerse cargo de la identidad con la que gobernó los últimos cuatro años, y finge que Sergio Massa no conduce los destinos económicos del paÃs, para ver si deslinda responsabilidades en su contendiente interno, como si los que votaran vivieran en otro planeta.
No hay mucha clase polÃtica registrando que los salarios están por el piso, que la desaceleración de la inflación es un artilugio discursivo y estadÃstico que, aún asÃ, marca aumentos descontrolados de precios. Y aún asÃ, avanzan impiadosos en un desfile de nombres que habrán de ocupar lugares en una boleta, fingir preocupación por lo que pasa, y alegar amnesia a la hora de asignarse de manera autocrÃtica responsabilidad alguna por este presente en el que reina la desesperanza.
Éxodos
Tiempos aciagos amenazaban a los pueblos del norte. PÃo Tristán comandaba un poderoso ejército al servicio de España y avanzaba sobre Jujuy. Ante la ofensiva enemiga, Belgrano no dudó. Emitió un bando disponiendo la retirada de todo el pueblo. No habÃa que dejarle nada a los “godos”, ni alimentos, ni animales, ni transporte, ni mercancÃas. Nada. Comenzaba el éxodo jujeño, corrÃan los últimos dÃas de Julio de 1812, allá lejos en la historia de nuestra Patria.
Desconfiaba Belgrano de las oligarquÃas locales. En su bando del 29 de julio de 1812 los llamaba “los desnaturalizados que viven entre nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud”.
Contaba con información precisa que le indicaba que los poderosos locales estaban en contacto con la ofensiva española. QuerÃan hacer negocios con las probables nuevas autoridades. Apostaban al extranjero, a quien veÃan como vencedores. A esas oligarquÃas Belgrano no le dio alternativas: o quemaban todo y se plegaban al éxodo, o los fusilaba.
Un 20 de junio de 1820 Belgrano morÃa en Buenos Aires, en la más absoluta pobreza y turbado por una guerra civil.
Un 20 de junio, pero de 2023, también en Jujuy, una representación polÃtica al servicio de aquella oligarquÃa que Belgrano amenazaba con fusilar, pretende hacer jurar una constitución provincial que autoriza negocios con el extranjero e intenta suprimir la lucha popular fomentando su represión. Y un pueblo en la calle busca impedirlo.
Gerardo Morales busca zafar por arriba de los conflictos que deja acumulados en una provincia en la que el laboratorio represivo arrancó hace ocho años con el encarcelamiento de Milagro Sala y la persecución polÃtica y judicial de la Tupac Amaru; y que hoy intentar hacer escalar institucionalmente hasta dejarlo consolidado en una Constitución provincial que nace ilegÃtima por donde se la mire.
Morales fue gobernador hace ocho años por el acuerdo polÃtico alcanzado con sectores que apañaba Sergio Massa y que involucraba a Carlos Haquim, su vice gobernador hasta el dÃa de la fecha, quien abandonó las filas del Partido Justicialista para sumarse a la experiencia renovadora del hoy Ministro de EconomÃa.
Gobernó los últimos cuatro años cobijado por los fondos nacionales que jamás repararon que en su provincia habÃa presos polÃticos. De hecho, Morales gobierna hoy en tándem con un Partido Justicialista conducido por Rubén Rivarola, dueño de El Tribuno de Jujuy, quien vehiculiza una oposición funcional a los mismos intereses que defiende el propio Morales y rellena sus listas con la totalidad de los sectores que habitan el Frente de Todos, incluÃdo el kirchnerismo.
En el último tiempo, y con la pretensión presidencial sobre la mesa, en sus spots de campaña ha hecho explÃcita su decisión de criminalizar y castigar la organización social, polÃtica y sindical. “Con decision y aplicando un sólo articulo de la Constitucion terminé con los piquetes y los cortes de ruta. Hice en Jujuy lo que nadie pudo hacer en Argentina, y está saliendo muy bien”, relata él mismo en uno de los spots difundidos hasta el hartazgo en radios porteñas, donde ni siquiera se puede empatizar con la realidad de miles de jujeños. El remate es: “Gobierno de Jujuy, el norte a seguir”.
Morales aduce una provincia con desarrollo, en la que es “seguro invertir” y “vivir en paz”. Litio, cannabis, energÃa renovable son algunos de los ejes de la campaña de marketing que busca instalar su nombre.
Jujuy es un cristal a través del cual se puede observar nÃtidamente postales de un futuro riesgoso para nuestra Patria. Un pueblo en la calle reclamando por salarios de miseria, un gobierno que se refugia en el artilugio de una democracia en la que no hay fronteras ideológicas entre las fuerzas polÃticas que aspiran a los cargos electorales y que pretende sostener la gobernabilidad criminalizando, castigando y penalizando la organización social, sindical o polÃtica de todo aquel que desafÃe sus pretensiones.
Foto: Carolina Heritier // Tw: @Caro_heritier