“Eterno”
02 de noviembre de 2024
Recordar a Maradona es recordar también a la persona afuera del campo de juego. Sus orÃgenes, la construcción de una identidad nacional y la bandera en la lucha por las causas de las mayorÃas. MitologÃa de un revolucionario que se animó a enfrentarse al mundo del poder y los negocios, con un 10 en la camiseta y una convicción inclaudicable.
En estos momentos que vive nuestra Patria, es imposible no pensar “qué dirÃa Diego”. La crisis de representatividad se agudiza, el pueblo desesperado necesita la ilusión de un mejor porvenir. No es la primera vez que recurrimos al 10 para mantener viva la esperanza. El mundial de México 86 no es solo la copa, también lo es el contexto. Los argentinos atravesaron la dictadura del 78, desapariciones y torturas. Luego, la guerra de Malvinas donde nuestros héroes cayeron derrotados por las fuerzas de ocupación británica por negligencia del gobierno militar del alcohólico Galtieri. El retorno de la democracia en el 83 y el juicio a las juntas, la traición radical de la ley de obediencia de vida y punto final, sumado a la crisis que el gobierno de facto inició y el alfonsinismo profundizó. El futbol es nuestra identidad, forma parte de la historia argentina. El partido contra Inglaterra es la mejor pelÃcula para explicarlo, ya sea visto por un film con el relato de VÃctor Hugo o el cuento de Sacheri “me van a tener que disculpar”. Fue la revancha de esa guerra, la de los pibes de Malvinas, la victoria de madres y abuelas… Para los argentinos, el nombre Diego Armando Maradona significó el único artÃfice de alegrÃa en un contexto de descreimiento polÃtico, donde los polÃticos son chorros, y en las mesas de las barriadas donde no habÃa un plato de comida, existÃa un gol de Diego para que también hubiera sonrisas.
Maradona - El mejor gol del siglo relatado por Victor Hugo Morales
El conflicto entre Maradona contra el poder es real, pero cuenta con un costado poético increÃble. De familia peronista, pelusa tenÃa claro que la vida es blanco o negro, gris nunca. Un “antirosca” de pura cepa. España dentro de su vida es una lucha contra los principios racistas de aquellos colonizadores de nuestra tierra. Maradona siempre manifestó que más allá de haber salido campeón con Barcelona, no pudo ser feliz. Los conflictos con el club, y la idiosincrasia de un paÃs el cual ve a los latinoamericanos como “sudacas”, lo ahogaron. Diego tenÃa claro que siempre iba a ser mirado de costado por su forma de ser y de dónde venÃa.
En Nápoles hay una conjunción esotérica. El prócer de Diego es el Che Guevara, es reconocida su admiración hacia el comandante y su llegada a Italia marca un paralelo con el guerrillero argentino. El Che conoce Cuba y se suma a la lucha por la liberación del pueblo, mientras que Diego llega al Napoli y les promete el campeonato. En Italia existe la división entre el norte acaudalado y el sur pobre. En el calcio se pueden observar en las tribunas banderas o mensajes discriminatorios contra los napolitanos, eran el fondo de olla de un paÃs. Diego ve en Napoli a Fiorito, Paternal y La Boca, todo en uno. Cinco fueron los tÃtulos que cosechó Napoli con Diego como conductor. A los napolitanos también les mienten los polÃticos, y este barrilete cósmico les dió la dignidad de levantarse todos los dÃas con la frente en alto y poder mirar de igual a igual a los Juventus o Milán de la vida. Diego no los trató como la resaca de un paÃs, los eligió y ellos le juraron amor eterno. Los liberó de la opresión del norte, en la cancha y en la vida, como harÃa el Che en la Habana, quedando al costado del Obispo San Genaro de Nápoles.
Lo más conveniente para aquellos que manejan el futbol es que los jugadores jueguen y no emitan ningún juicio de valor sobre la organización. Maradona comenzó su lucha por un futbol más justo al enfrentarse a la FIFA del waterpolista Joao Havelange en México 86. Donde aquellos que nunca patearon una pelota jamás entenderÃan a los trabajadores del deporte que era perjudicial para su salud disputar partidos en horarios donde el calor era sofocante.
Al pelusa jamás le perdonaron su forma de pensar, el jet set siempre se ofuscó por sus declaraciones. La FIFA tenÃa una carta bajo la manga, la cual fue ejecutada en 1994 en el mundial de los Estados Unidos. Todo lo que Diego hizo en representación de sus compañeros futbolistas fue cobrado durante ese año: le cortaron las piernas y a nosotros el sueño. Maradona se podrÃa haber ido a su casa, pero prefirió al año siguiente crear el Sindicato de Futbolistas del Mundo, para que los jugadores tengan la posibilidad de formar parte de la discusión sobre que futbol queremos y no sufran los atropellos de los que están en los palcos con aire acondicionado.
Su defensa a los jubilados en la época de los 90 con pleno neoliberalismo en ejecución, el vÃnculo con los gobiernos nacionales y populares es una relación lógica del mejor del mundo manteniendo su identidad y nunca olvidándose de dónde venÃa. Su presencia en la jornada del no al ALCA en la ciudad de Mar Del Plata marca al Diego revolucionario, sus crÃticas a Bush y el deseo de liberación por sobre los principios que los yanquis tienen para América Latina fue algo que se originó en su casa peronista de Fiorito y profundizó en su estadÃa en Cuba con Fidel, donde se formó al calor del legado de la revolución. Fidel para Maradona era como un segundo padre.
No se trata de describir hechos concretos, para eso existen otras plataformas, pero sà de intentar explicar una esencia, que es la de la liberación contra los opresores. Diego podrÃa haber sido el mejor juguete de los poderosos, podrÃa haber sido un Carlos Tevez o un Sergio Agüero, pero dijo que no. Será porque siempre fue consecuente con su historia, será porque veÃa identidad en las causas justas y él mismo habÃa sufrido a los poderosos desde muy chico. O será como dice la pelÃcula Tango Feroz: “todo no se compra, todo no se vende”.