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Eva Perón: ponerle el cuerpo a las ideas


27 de julio de 2024

La abanderada de los humildes pudo haber sido la primera mujer argentina en comunicar política a través de la ropa.

Florencia Defelipe

En cualquier parte del mundo, pones una foto de Eva Perón y todos saben de quién estamos hablando. Eso demuestra que su imagen y su estilismo eran tan propios que han atravesado las fronteras de nuestro país. Eso la convierte en una mujer icónica, y con este concepto afirmamos que tenía la capacidad de comunicar política a través de las prendas que utilizaba.

En el libro “Evita través del espejo” de Marcelo Marino, el autor comenta una anécdota entre Eva y su estilista donde ella le habría comentado que a las mujeres de la clase alta las iba a “derrotar en su propio campo: la guerra de los trapos…”

Si bien no se puede comprobar si esto es mito o realidad, todo lo que vino después aseveraría esta conversación. La gira realizada por la primera dama por Europa fue el primer hito de su vida. Primero que nada, porque no se acostumbraba enviar a mujeres como protagonistas de estos viajes, pero además porque Eva entró en contacto con la explosión de distintos diseñadores que atravesaron la cultura europea y también la vida de la Duarte.

Eva fue una de las primeras clientas de Christian Dior, quien estaba causando sensación a nivel mundial por su colección “New Look”. La “mujer-flor” –como él las denominaba–, de hombros delicados, cintura estrecha y faldas que caían en forma de corola, había nacido. Y el mismo diseñador afirmaría años después que “la única reina que había vestido había sido Eva Perón”. De este estilismo, ella se lleva la prenda que la inmortalizaría para siempre: el traje sastre.

Si bien la colección de Dior devolvía el glamour después de la guerra, la primera dama utilizaría esta prenda para los actos políticos transformándola en una pieza femenina pero que comunicaba orden (por sus cortes simples) y femeneidad, gracias a la falda.

Hay una foto de Eva y el General Perón en el Colón que hasta el día de hoy se recuerda, donde ella lleva puesto el vestido la robe Amérique de Christian Dior. Una mujer de orígenes humildes, hija ilegítima, que ayudaba a los que menos tenían, que había sido actriz y tenía la desfachatez de vestirse con un diseñador francés. Las mujeres de las clases dominantes estaban escandalizadas, porque efectivamente Eva transgredía el lugar que la sociedad le habría dado.

Ni hablar de la decisión de teñirse el pelo de color rubio, como las estrellas de Hollywood. Marcelo Marino asegura en su libro que fue gracias a Eva Perón que las argentinas heredamos la obsesión por las melenas platinadas. Justamente porque Eva buscaba “romper con los códigos establecidos para darles un nuevo uso, uno propio y personal”.

Podemos definir a la palabra “militancia” afirmando que es la acción de ponerle el cuerpo a las ideas. Justamente las mujeres, que encontramos en el feminismo una manera de expresar hartazgo, desobediencia o libertad, esta idea de ocupar un lugar con nuestros cuerpos toma un peso muy importante.

Muy similar a lo que hacía Eva Perón con las prendas que decidía utilizar y con la manera en la que llevaba su look. Casi como diciendo “esto ya no les pertenece a ustedes, ahora nosotros los que venimos de abajo, también lo vamos a usar. Y tal vez hasta mejor.”

Empujando el voto femenino, ayudando a sus “cabecitas negras” Eva sabía transmitir política con su propio cuerpo. Una impertinencia que la hizo entrar en la historia. No solo en nuestro país, sino también en la historia del mundo.

Florencia Defelipe

Florencia Defelipe es periodista y locutora. 

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