Gracias Lita
08 de junio de 2024
Lita, cómo duele tu partida. Tu muerte duele hasta en los huesos.
Me pregunto qué hay de singular en este desagarro. No nos conocÃamos, solamente compartimos alguna actividad. Sin embargo Lita, me cuesta poner en palabras el fulgor que arde en tristezas por estas horas en que supimos de tu muerte.
Tantas cosas hermosas se podrÃan escribir en relación al aleteo de tu sonrisa y sin embargo, las palabras se aferran a las arrugas de tu rostro como quien no quiere soltar la vida.
Me acuerdo de aquella actividad que compartimos. Era un acto peronista, una juntada enorme de la compañerada que venÃa de todos los rincones de la Patria. CorrÃan los meses aquellos en los que se batÃa el parche de la consigna “el candidato es el proyecto” y por nuestra parte buscábamos aglutinar a quienes no se resignaban a dejarse caer en la canaleta de Scioli a la que nos conducÃa Cristina y las circunstancias.
Tu presencia, tu cuerpo frágil y arrollador, tus palabras, se hacÃan sentir como el olor a pasto mojado, esa fragancia a tierra fecunda y sedienta que anuncia la tempestad. Los primeros acordes de la marchita y tus dedos en V traÃan desde el fondo de la historia un viento que retrucaba toda derrota. Una ceremonia donde abreva la rebeldÃa que parte la noche en dos con la luminosidad de una certeza: ¡acá estamos, no nos han vencido!
Adriana y Miguel, tus hijos, aún en las garras del enemigo. Que los secuestraron, que los mataron y que los desaparecieron. Verdugos del pueblo que no dicen dónde están, qué hicieron con sus cuerpos. Esa herida lacerante. Y vos tan generosa, tan compañera, con ese empuje resplandeciente.
Quiero decir Lita, que tus dedos en V esbozaron un puente para cruzar la noche de la derrota.
Digo Lita, que tu sonrisa bordaba los retazos del telón de fondo donde hacen sentidos las batallas por la Liberación Nacional.
Tu presencia Lita, en sà misma, es la reivindicación del peronismo, enraizado en el hipotálamo del movimiento de derechos humanos. Y acá hablo en presente. Porque seguirás presente construyendo puentes y dándole sentido a las batallas por una polÃtica que valga la pena.
Tu presencia Lita, digo, es algo asà como el galope de la dignidad dejando huellas sobre el lago de las injusticias
y al mismo tiempo todos los pájaros juntos aleteando el porvenir
una interpelación.
un pálpito.
un sentimiento parecido a no sentirse solo. Como un abrazo en el retumbe de la historia.
Una peregrinación,
un fuelle que sopla un acto de fe y nos pone en movimiento en la fragua de la realidad.
una plegaria en lucha y plena rebeldÃa.
La certeza de que otras generaciones cantan con uno,
Tu muerte Lita, es un dolor que alumbra. Eso me gustarÃa decirte.
Pero me quedo con tu presencia:
como una celebración,
una esperanza incómoda en el encofrado de la dignidad.
Gracias compañera Lita, por haber entonado las estrofas de la marcha aquella tarde en aquel acto.
Gracias Lita.