Hay que terminar con la estafa del gobierno de Javier Milei
08 de marzo de 2025
La relevancia mediática, por grotesca, de la estafa del caso LIBRA, obligó a pronunciarse, y simular acciones en contra a varios actores de la polÃtica nacional. Sin embargo, la estafa cripto es insignificante en su magnitud y daño, comparada con lo que el gobierno de Milei hizo durante sus 15 meses de gobierno y resultará intrascendente contra lo que vendrá de la mano de las primeras consecuencias visibles del RIGI y el nuevo pacto con el FMI.
Durante el 2024 Argentina ostentó un superávit comercial récord de casi 19,000 millones de dólares, impulsado fuertemente por la reducción de las importaciones totales como consecuencia de la brutal recesión interna. Al mismo tiempo, se emitió deuda en moneda extranjera, desde el BCRA, por 11,000 millones de dólares (bopreales y repo externo) y, mediante un feroz ajuste, se revirtió el déficit fiscal alcanzando superávit en las cuentas primarias, de mil millones de dólares al cierre del año.
Sin embargo, hoy las reservas internacionales se encuentran debajo de los niveles del 01/01/2024. En síntesis, el extraordinario ingreso de divisas y el creciente endeudamiento, solo sirvió para financiar la fuga de capitales de las corporaciones y grupos financieros transnacionales que gobiernan en las sombras.
Los datos marcan claramente que el gobierno de Javier Milei es una estafa en sí mismo. Las leyes emitidas, el ajuste sobre el pueblo, el achicamiento del Estado, las exageradas visitas al extranjero… todo en función de generar mecanismos para fugar riquezas. Cada acción del gobierno neocolonial de Milei está enfocada en el saqueo de los bienes comunes naturales de la Argentina y las divisas que generan.
Lo venidero es la descarada profundización del mismo esquema mediante un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Según informa, en sus documentos de mercado, el banco suizo UBS, el FMI tendría acordado un nuevo crédito a la Argentina por 20,000 millones de dólares. El mismo, vendría de la mano con un detallado seguimiento e instrucciones para la política monetaria, cambiaria y fiscal. En síntesis, con una hoja de ruta de gobierno, un manual de administración neocolonial (tal como vienen haciendo hasta el momento).
El número no es estimativo ni casual, hasta diciembre del 2027 (fin de mandato de Milei) se vencen compromisos de capital de deuda por 12,000 millones y pagos de intereses por 8,000 millones. Este nuevo acuerdo cubriría el total de esos pagos y aumentaría la deuda extranjera total, en el monto de los intereses y por el estiramiento de los plazos, generando un condicionamiento extremo a las próximas gestiones, a las que no les quedará más caminos que subordinarse y no gobernar, o romper relaciones con el organismo para poder tomar decisiones soberanas.
Como sucedió durante 2024, este ahorro de divisas que supone el no pago de cupones y mayor endeudamiento, no servirá para el desarrollo económico local, sino que será la garantía para el financiamiento de la fuga de capitales vía giro de dividendos, toma de ganancias, que se verá potenciada por la vigencia del RIGI (que habilita a las corporaciones girar el 100% de las ganancias al extranjero).
Estos factores nos indican que, si el año pasado existió una fuga de capitales mayor a 30,000 millones de dólares, en el 2025 será mucho mayor. Cada día de continuidad del gobierno de Javier Milei es una validación de la estafa del saqueo a la Patria y el empobrecimiento de nuestro Pueblo.
Como si todo esto fuera poco, el saqueo trae aparejado un mayor extractivismo y reprimarización de la economía, llevándose puesto cada vez más puestos de trabajo y arrastrando al desempleo, y pobreza, a miles de argentinos. A modo de ejemplo, en las últimas semanas se habilitó y comenzó a exportarse ganado en pie, retrocediendo industrialmente y quitándole valor agregado a un sector ya primarizado. El saqueo es burdo y total.
En dimensiones mayores, las exportaciones de combustibles fósiles ya han superado a las de la industria automotriz (la que más empleos genera en el país), dando un claro panorama de la profundización de la primarización de la economía y la orientación a la destrucción del trabajo nacional.
Hay que terminar con Milei, y eso no se dará de la mano de la falsa oposición que simula mediáticamente un repudio superficial a las acciones de gobierno mientras, por detrás, son cómplices y socios del saqueo, otorgando gobernabilidad a cambio de participar del gran negocio de ser intermediarios entre las corporaciones transnacionales y nuestras riquezas naturales.
Para terminar con el modelo neocolonial hace falta mucho más que un armado electoral; debemos construir organización política popular, recuperar la esperanza con perspectiva de grandeza sobre nuestro futuro de la mano de la militancia de un proyecto político revolucionario que rompa las cadenas que nos mantienen anclados a los designios de las corporaciones extranjeras.
Una construcción política que, sin temor, ponga sobre la mesa de la discusión nacional la subordinación al imperialismo yanqui como problema central y la reconquista de la soberanía como respuesta inmediata. Que destruya la fatal creencia de que es más importante negociar con el poder enemigo (como si esto fuera posible sin arrodillarse), que organizar y movilizar al pueblo, para llegar al gobierno.
Una fuerza política capaz de poner en el centro del debate la necesidad de recuperar los resortes estratégicos de nuestra economía. Que, sin pelos en la lengua, hable de la urgencia de nacionalizar el comercio exterior y, desde allí, planificar la industrialización nacional. Una agenda patriótica que ponga al trabajo como objetivo principal y único medio posible, para alcanzar la independencia económica y la justicia social.
Una construcción política que no busque parasitar al Estado para convertirlo en una agencia de colocación de empleo, sino que lo entienda como la herramienta popular para encabezar y llevar adelante un modelo de desarrollo nacional con eje en la industria y el trabajo.
Estas son las tareas urgentes de la militancia. De lo contrario, Milei terminará producto de su aberrante gestión, pero el modelo que encabeza seguirá gozando de vitalidad de la mano del siguiente títere que coloque la embajada yanqui ocupando el cargo de presidente de la nación.