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Inestable


02 de diciembre de 2023

Ministros que van, secretarios que vienen. Decisiones imposibles que se anuncian y quedan en el olvido al instante que se sustituyen por otras. Alianzas que se arman y desarman. Encuentros y desencuentros. Traidores traicionando y personajes extravagantes aprestándose a decidir. Una distopía transformada en experimento político, económico y social que concentra severas preocupaciones.

Fernando Gomez

Lo único que no se cambia en el entorno de Javier Milei parece ser la campera. O las camperas, mejor dicho, al menos las dos que usa aún con 32 grados plagados de humedad. Lo demás, en particular los cargos que se reparten como caramelo en las habitaciones del lujoso Hotel Libertador, se ponen y sacan como paquetes de una estantería.

Entrevistas televisivas en entornos controlados y amigables, la designación de un vocero que supera holgadamente en la categoría “vergüenza ajena” a Gabriela Cerruti y una pre infantil “Oficina del Presidente Electo” que realiza comunicados con déficit de escritura y lengüaje precario, son las migas de pan que los hermanos Hansel y Gretel van dejando como pistas en un camino sinuoso que no conduce a niguna certeza.

La alianza con Macri se desdibuja ante la nueva (y no última) traición de Patricia Bullrich para asumir el cargo de Ministra de Seguridad y asegurar con ello los negocios familiares en la industria bélica y de servicios de inteligencia que encabeza su marido Guillermo Yanco.

Las variables económicas en manos de “Toto” Caputo, apenas marcan que se priorizan los negocios de su fondo de inversión antes que la macroeconomía, algo que ya hizo Caputo en su paso turbulento por el gobierno de Mauricio Macri, donde la criminalidad financiera se puso por encima de la gestión de políticas públicas y consumó un endeudamiento externo criminal para asegurar la dolarización de carteras de amigos y futuros socios, y financiar la fuga de esos capitales para desequilibrarle la vocación de reelección al frustrado Mauricio.

La estabilidad de Milei se evidencia en la actitud de abordar un avión privado para llorar en los brazos de un rabino en Nueva York, seguir llorando frente a la tumba de otro rabino en la misma ciudad y volver a la Argentina para designar a Rodolfo Barra en un cargo público, a sus 75 años, y luego de un paso por el menemismo que terminó en escándalo y renuncia tras la acusación de un pasado ideológico vinculado al nazismo. Una decisión que sólo puede convalidar la DAIA, que sólo ve antisemitismo en la denuncia del genocidio del Estado de Israel ante Palestina.

En ésta distopía transformada en experimento político, económico y social, no todo es incertidumbre. Algunas pistas empiezan a develarse.

El alineamiento de Javier Milei con Estados Unidos comenzó a encontrar interlocución eficaz. Primero con el hiperactivo embajador local Mark Stanley y luego, en su visita a Estados Unidos, en su reunión con Jake Sullivan, quien ocupa formalmente el cargo de Consejero de Seguridad Nacional de Joe Biden, pero en la vida real oficia como jefe de los “neocons”, ese espacio político compuesto por republicanos y demócratas que conduce la geopolítica yanqui y pretende conducir la de occidente desde hace largo tiempo hasta nuestra parte.

Nadie podrá probar que los hechos se encadenan entre sí, pero tras la reunión de Milei con Sullivan, de la que participó el amigo personal de Sergio Massa, Juan González (asesor de la Casa Blanca para América Latina); el actual ministro de economía, convocó a los gobernadores y aseguró las transferencias para el pago de los aguinaldos y sueldos de diciembre, algo a lo que Milei se negaba, y asumiendo con ello el costo discursivo que emplean los libertarios en su pretendida nueva hegemonía del déficit cero, y asegurandole a Milei un paño frío sobre un escenario sensible en el próximo comienzo de gestión.

Tras la reunión con Sullivan, Schiaretti, Llaryora y una variada gama de gobernadores de Cambiemos, comenzaron a ordenar su discurso encolumnados en la gobernabilidad. Las reuniones fluídas en el parlamento, aseguran movimientos en la casta política que le aseguren mantener la apariencia institucional a un presidente electo que aseguró estar preparando un “paquete enorme” de leyes para envíar al Congreso de la Nación para el inicio de su mandato.

Hasta el anuncio de esa decisión, estaba pensando de qué manera conformar una mayoría mínima para poder hacerlo pasar por el Congreso. Lo que es más, aún nadie sabe a ciencia cierta quiénes podrían estar trabajando efectivamente sobre esas leyes, al sólo observar que la danza de nombres no logra consolidar dos equipos de gobierno con 48 horas de estabilidad en el cargo que no tienen.

La reunión con Sullivan, gestionada en forma express y asumida prioritariamente por Estados Unidos, parece tener el objetivo de aportarle algo de control a un experimento que puede terminar de la peor manera posible.

Las postales de cierre de ésta semana, designación de Barra mediante y de Martín Menem como máxima autoridad de la Cámara de Diputados, parecen exhibir que el gobierno que se viene tiene más de menemismo tardío y neoliberalismo; que del delirio libertario, desordenado y oligofrénico, que logra exponer el Presidente en las más lúcidas intervenciones editadas por sus asesores.

Un menemismo en pleno siglo XXI, de alineamiento absoluto y relaciones carnales con Estados Unidos e Israel, pero sin caída del muro, sin unipolarismo naciente y con un mapa geopolítico que desnuda la debilidades de la prepotencia imperial de aquellos que se exhibían como dueños del mundo en la dramática década del 90.

“No ingresaremos a los BRICS” dijo la futura canciller Diana Mondino, y expuso el insólito capricho ideológico de mostrarse como una colonia postrada ante los intereses gepolíticos de Estados Unidos, algo que ni los yanquis demandan y que, si alguien les preguntara, hasta juzgarían desopilante.

Lo dijo por redes sociales y lo reiteró en la Conferencia Industrial de la UIA, ahí donde Funes de Rioja, que jamás prendió un horno en su vida, siquiera el de su casa, celebraba que sus clientes del estudio jurídico van a poder aumentar precios sin control. Ahí donde los industriales miraban azorados la chabacanería de la heredera de un banco de asegurarles que si producen, compren generadores eléctricos, porque no hay energía para todos.

“Hay que avanzar en un tratado de libre comercio con Estados Unidos” dijo José Luis Manzano que quiere hacer negocios con el Litio sin que quede un solo peso en la Argentina. Y eso que financiaba la experiencia política de Unión por la Patria, en todos sus componentes.

Los grupos económicos están en su salsa. De multinacional o corporaciones transnacionalizadas para abajo. Sería conveniente estar preparando la espalda para un tiempo marcado por el saqueo de los recursos estratégicos, la valorización de nuestra riqueza en el extranjero, la recesión económica nacional, la contracción del mercado interno y la miseria planificada para la enorme mayoría de los que pisan este país.

Postal de este nuevo tiempo de experimento controlado, es la extraviada definición de Eurnekian, quien al ser consultado por sus trabajadores ante la desaparición del PreViaje u otras políticas públicas, les sugirió que se busquen otro trabajo. Pero más sofisticado, como mirilla para explorar lo que se viene, lo ofreció una empleada de Eurnekian.

Victoria Sabbioni, Jefa de la oficina comercial de Compañía General de Combustible de Corporación América, sostuvo que su empresa exportará GNL por el puerto chileno de Quintero. Es decir, extractivismo de los recursos de la cuenca neuquina, bajo costo de inversión, agregado de valor en Chile y exportación a granel.

Mientras Milei levanta los pulgares para la foto, se enoja con alguna persona que acaba de designar y nombra otra, gerentes de los grupos económicos que controlan la producción de riqueza nacional, están planificando al detalle un país al que le sobra gente y estructura política que atienda a esa gente. Hasta allí llegan las coincidencias con Milei. Las discrepancias afincan en la ideología de reducir el Estado a la mínima expresión, un Estado que ya hoy está puesto al servicio casi exclusivo de la rentabilidad extraordinaria del capital.

Y aún queda diciembre. Siempre diciembre. Mes en el que las familias aspiran a poder pasar las fiestas en paz, con un poquito de felicidad. Mes en las turradas económicas que castigan a las mayorías se pagan el doble en moneda de bronca social. Mes en que el calor descongela la memoria de un tiempo en que se le dijo basta a un modelo que asegura hoy tener la convalidación de la mayoría para ser restaurado.

Diciembre que empieza a escribirse en un futuro que pinta aciago.

Fernando Gomez

Fernando Gómez es editor de InfoNativa. Vicepresidente de la Federación de Diarios y Comunicadores de la República Argentina (FADICCRA). Ex Director de la Revista Oveja Negra. Militante peronista. Abogado.

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