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Inteligencia Artificial: Nave insignia de la redefinición digital del mundo


27 de julio de 2024

Alfredo Moreno

Los inventores, inversores y comercializadores de la tecnología han presentado las redes sociales y la inteligencia artificial como una forma de progreso inevitable. Pero con el correr del tiempo vemos que estas herramientas, lejos de mejorarnos, han disminuido nuestra capacidad de atención y nuestro pensamiento profundo. La inseguridad que provocan ha complicado incluso la acción política y la vida democrática, donde algunos se refugian detrás de las pantallas para fomentar y agitar el odio y la violencia o buscan la simplicidad de la narrativa polarizadora. Pese a la creciente evidencia del daño, los tecnólogos niegan los efectos nocivos. Turkle Sherry[i].

Los productos de inteligencia artificial (IA)no son solo herramientas de Tecnología en Informática y Comunicaciones (TIC) motorizadas por corporaciones globales, representan la redefinición digital de la vida orgánica.

La IA está configurando nuevas formas de relaciones Humano–Dispositivo Artificia y presenta una delegación de acciones y funciones de impacto neurocientífico y emocional con impacto en la vida orgánica de reciente conocimiento consecuencias y configuraciones socio culturales aún desconocidas. La delegación de funciones del humano a un dispositivo con capacidad de almacenamiento de dato y procesamiento de algoritmos (celular, computadoras en sus diversas versiones) empobrece las capacidades cognitivas del humano. “Esta delegación de funciones masiva, no es solamente unidireccional. Cuando vos delegas las funciones, la máquina te formatea el cerebro[ii].

Estudios incipientes en neurociencias indican tener cautela en la implementación social y educacional de los dispositivos de IA; “los dueños de internet y de los datos” impulsan Acompañantes Artificiales (hardware y software) que están configurando nuevas formasen las relaciones del aprendizaje y del trabajo. Abonando a un modelo político y social signado por desigualdades económicas sin precedentes.

A diferencia de la Revolución Industrial y las transformaciones iniciales producidas por las computadoras, la de la inteligencia artificial trae consigo la aniquilación de trabajos a gran escala. Solo por ahora, quedarán en pie los trabajos artesanales, asistentes personales del cuidado, la salud y el amor. El modelo de Uberización expone la configuración de la economía de plataformas digitales donde la IA produce mediante ciencia de datos la personalización de los servicios que “facilitan” la vida humana.

La inteligencia artificial, disciplina de base matemática organizada en diferentes modelos de algoritmos (Naive Bayes, Arboles de decisión, Redes Neuronales, Regresión Lineal, etc.) que junto a una ingesta de datos realizan los procesos de IA sobre un campo específico, por ejemplo, análisis de historias de reembolso de préstamos para tomar una decisión en un caso específico como otorgar o no un préstamo a un individuo, al servicio con un objetivo específico, maximizar las ganancias del prestamista.

Estos procesos conformados por modelos de algoritmos y datos, pueden superar a los seres humanos en varias tareas determinadas.

El panorama empezó a cambiar a finales del siglo XX. Con la ampliación continua del ancha de banda de internet, las cantidades masivas de datos de multi formatos disponibles para entrenar los junto al aumento de la potencia de cálculo de las computadoras permitieron un entrenamiento creciente de los algoritmos de la IA.

Ahora podemos hacer lo mismo que antes, pero mil millones de veces más rápido. Los algoritmos son capaces de probar 600.000 millones de veces una misma combinación de datos hasta darnos el resultado óptimo. La supercomputación es el artífice de este cambio., El procesamiento en paralelo y la Nanotecnología aplicada a la producción e chips permite potencias de cálculo innovadores.

La arquitectura de una supercomputadora es capaz de emular el cerebro humano para alcanzar picos de 228 billones de operaciones sinápticas por segundo. Se estima que nuestro cerebro es capaz de realizar unos 10.000 billones de cálculos por segundo. Por el momento seguimos teniendo la delantera en la comparación Humano-Super computo.

El magnate de la tecnología Elon Musk inicio la construcción de una supercomputadora para respaldar el desarrollo de su empresa de IA. La supercomputadora será cuatro veces más grande que los mayores dispositivos de clústeres GPU (Unidad de Procesamiento Gráfico) que existen en la actualidad, como los usados por Meta (Facebook, WhatsApp e Instagram) para entrenar a sus modelos de IA. La supercomputadora, conocida como «giga fábrica de computación», se utilizará para entrenar la última versión del chatbot Grok y los vehículos autónomos Tesla.

En 2022, ChatGPT, la innovadora herramienta de inteligencia artificial generativa de OpenAI, irrumpió en el mercado generando unafuerte competencia entre gigantes de la tecnología como Microsoft o Google, así como entre filiales de Meta o empresas emergentes como Anthropic o Stability AI.Muskes uno de los pocos inversionistas en el mundo con el suficiente capital para competir con OpenAI, Google o Meta en el liderazgo del mercado de IA.

En la era del capitalismo de la vigilancia[iii], cualquier corporación puede tener acceso a volúmenes masivos de datos sobre prácticamente todas las personas que habitan el territorio digital. Este es uno de los argumentos más poderosos para el uso de Big Data y el entrenamiento continuo de los algoritmos de IA. Pero estos datos están poco contextualizados, y a menudo, se recogen y utilizan sin tener en cuenta sus efectos colaterales.

Los algoritmos de IA se están convirtiendo en algo omnipresente en la sociedad actual, pero se suelen ofrecer como “cajas negras”. También como secretos comerciales, propiedad intelectual de los gigantes tecnológicos, demasiado valiosos para discutirlos abiertamente. Por otro lado, los modelos que los gobiernan se basan a menudo en suposiciones sesgadas, y en conjuntos de datos recogidos de una “realidad” que dista mucho de ser “real”.

Este tipo de inteligencia artificial se está incorporando a los sectores de producción de manufactura, salud, educación, seguridad, telecomunicaciones, servicios de información, servicios bancarios. En el control de maquinaria semiautónoma y autónoma, como en los vehículos que se conducen solos y los robots de minería y producción en línea, Gradualmente, estos procesos de IA remplazarán a los cajeros de los bancos, los representantes de atención al cliente, las ventas telefónicas, los operadores de bonos y de acciones, los asistentes legales y los radiólogos. La construcción, la logística y el transporte.

Aprendiendo con datos cotidianos mejoran su conocimiento y su eficacia en el trabajo. No se organizan sindicalmente, no necesitan legislación laboral para cuida el derecho al trabajo y pueden soportar jornadas extendidas de trabajo.

La redefinición del mundo digital no considera el rol de los Estados como reguladores y cuidados de su población. El nuevo opio para los ciudadanos es “sentirnos dueños” de nuestro tiempo a pesar de la pérdida de derechos laborales y sociales como se puede ver en los contratos de las plataformas digitales y sus trabajadores fantasmas.

Así como en el siglo pasado las grandes potencias se lanzaron en una carrera para llegar a la Luna, en la actualidad la batalla se libra en la inteligencia artificial. Estudios recientes afirman que esta podría generar 15 billones de dólares adicionales para el año 2030, lo que haría aumentar el PIB mundial en un 1,2% anual.

En los últimos años las solicitudes de patentes chinas han crecido un 20%. En su caso, los inventos se centran más en potenciar el aprendizaje de máquinas sin el aporte directo de humanos, y las neurociencias. El Informe sobre el Panorama de Patentes de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) de las Naciones Unidas, entre 2014 y 2023, más de 38.000 patentes de inteligencia artificial generativa (GenAI) salieron de China, seis veces más que las presentadas por inventores en Estados Unidos, que ocuparon el segundo lugar.

GenAI, o IA generativa, permite a los usuarios crear contenido que incluye texto, imágenes, música o código de software, impulsando una gama de productos industriales y de consumo, incluidos chatbots como ChatGPT, Google Gemini o ERNIE de Baidu.

 

Fuente: OMPI Organización Mundial de Propiedad Intelectual

 

La mayoría del dinero que produce la inteligencia artificial está asociado a la producción de Estados Unidos y China.

La inteligencia artificial es una industria insignia de la economía digital, donde los datos que alimenten los procesos de IA mejoran sus productos; mientras mejor sean sus productos, podrán recabar más datos; mientras más datos puedan recabar, podrán atraer más talento; mientas más talento puedan atraer, mejor serán sus productos. Es un círculo virtuoso, donde Estados Unidos y China ya tienen amasados talentos y la participación en el mercado. Los datos imprimen en la velocidad de la marcha en el liderazgo mundial.

La empresa china de reconocimiento de voz iFlytek y varias empresas chinas de reconocimiento facial como Megvii y Sense Time se han vuelto líderes de la industria. La Sociedad China de Ingenieros Automotrices proyecta que, en 2030, el 20% de los automóviles vendidos en aquel mercado serán totalmente autónomos y el 70% incorporarán aplicaciones de conducción asistida.

Estados Unidos potencia el desarrollo y operación de vehículos autónomos, con corporaciones como Google, Tesla y Uber. En el mercado del internet para el consumidor, hay siete empresas estadounidenses y chinas Google, Facebook, Microsoft, Amazon, Baidu, Alibaba y Tencent que están utilizando la inteligencia artificial de forma exhaustiva y están expandiendo sus operaciones a otros países, con lo cual básicamente se están adueñando de esos mercados.

 

Soberanía digital o Corporaciones Digitales en el nuevo orden mundial

El otro reto para nuestros países en vías de desarrollo, es construir un relato propio y soberano que incluya las pequeñas y medianas empresas locales. Solo es posible con una política de Estado que integre y articule sus sistemas de ciencia y tecnología con la industria y la cultura; entrenar una “cintura” que nos permita interactuar en la multipolaridad lideradas por China y Estados Unidos para asociarnos con tecnologías que nos resulten útiles y que promuevan nuestras capacidades.

Con el impacto de la digitalización en el sector industrial (en sentido más extenso de industria como producción de dispositivos y datos: salud, cultura, educación, etc.) gran parte de los procesos y sistemas económicos están basados ??en inteligencia digital. Las nuevas modalidades del trabajo en la economía ocupan un lugar central en la redefinición digital del mundo. El dividendo de eficiencia es demasiado alto, y una gran cantidad de servicios completamente novedosos son muy atractivos para que las sociedades los resista sin presencia fuerte de una Política Pública que ordene el juego de las corporaciones fuertemente concentradas y las consecuencias sociales de este nuevo orden social.

En el contexto actual nos veremos obligados a negociar con las corporaciones que nos proporcione la mayor cantidad de dispositivos de inteligencia artificial para que en esencia seamos dependiente económica y culturalmente.

La presencia de una política pública que alimente un Estado innovador para la producción de servicios podrá reorientar esta dependencia en sentido soberano. Los Estado son responsables de promover políticas públicas para el cuidado y la promoción de la economía de los datos, proteger la privacidad de las personas, sobre todo de las menores, y para poner límites a lo que los desarrolladores de algoritmos y productos comerciales puedan disponer libremente del uso y explotación para beneficio corporativo sin responsabilidad social cultural y política.

Un requisito importante para la democracia sobre la política digital es permitir que las personas encuentren seguridad sobre la información personal y su recorrido en el territorio digital. Los ciudadanos internautas tienen que poder negar por completo el acceso a algunos tipos de datos y compartir otros solo con protocolos confiables (conocido). Además, deberían poder conocer y controlar cualquier uso posterior de su información personal, cuyo abuso puede causar daños graves.

Estos son los principios fundamentales que subyacen a varios regímenes de protección de datos personales, como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de la Unión Europea y la ley de protección de datos propuesta por la India.

No es posible plantear una IA valorativamente neutra. Los sesgos en los datos y el modelo de IA implementado tienen injerencia en el resultado final.

La aplicación de IA en políticas públicas y en la toma de decisiones en ámbitos privados, lejos de ser una herramienta para combatir desigualdades estructurales a partir de su supuesta neutralidad y eficiencia, termina consolidando escenarios perjudiciales para poblaciones vulnerables, esta vez con una metodología que se presenta como “justa” e “imparcial” y que impide instancias de apelación o transparencia de cuidado social.

El desarrollo de algoritmos no es neutral, se realiza a partir de una decisión en medio de varias elecciones posibles. En este sentido, como el diseño y la funcionalidad de un algoritmo reflejan los valores de sus diseñadores y de sus usos pretendidos, los algoritmos inexorablemente conducen a decisiones sesgadas.

La definición del problema, el diseño y la preparación de datos, la selección del tipo de algoritmo, la interpretación de los resultados y la planificación de acciones a partir de su análisis, contextualizan el grado de soberanía en el proceso de implementación de un proyecto de IA y el cuidado de los resultados. 

Sin una supervisión humana calificada y activa, ningún proyecto de inteligencia artificial podrá lograr sus objetivos y obtener buenos resultados. Los mejores resultados de la ciencia de datos se producen cuando la experiencia humana multidisciplinaria y la potencia de los algoritmos trabajan de forma conjunta.

El caso de la predicción del embarazo adolescente en Salta durante el gobierno de Urtubey, muestra claramente lo que no debemos hacer.

Este proyecto de IA capitaneado por el Dr. Albino (fundación CONIN que actualmente recibe subsidios de la Ministra de Capital Humano Sandra Petobello para “trabajar en la lucha contra la desnutrición infantil”) y la corporación Microsoft revela el carácter acuciante de no contar con un debate público que habilite instancias de profunda reflexión crítica sobre el rol del Estado y sus políticas públicas sobre la aplicación de IA.

El señalamiento y la ponderación crítica de los distintos tipos de sesgos que impactan en las diversas etapas que constituyen los procesos de IA, alertan sobre como esta disciplina moldea nuestras vidas y las sociedades que conformamos.

Necesitamos gobiernos con políticas de cuidado a la población y al trabajo o nos convertiremos en ciborgs del modelo neoliberal subyacente en esta redefinición del mundo digital.

 


[i]Turkle Sherry es doctora en sociología y psicología de la personalidad por la Universidad de Harvard. Realiza investigaciones sobre el psicoanálisis y la interacción humano-tecnológica. Es Profesora Abby Rockefeller Mauzé de Estudios Sociales en Ciencia y Tecnología en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Fundadora y directora del InstituteofTechnology and Self.

[ii]Miguel Benasayag argentino radicado en París es filósofo, epistemólogo, doctor en psicología e investigador en neurofisiología. “La inteligencia artificial no piensa (El cerebro tampoco)” ed. Prometeo 2024.

[iii]La era del capitalismo de vigilancia. La lucha por in futuro humano frente a las nuevas fronteras de poder. ShoshanaZuboof. Ed. Paidós 2021.

Alfredo Moreno

Alfredo Moreno es profesor en Tecnologías de la Información en Univ. Nac. de Moreno. Ingeniero TIC en ARSAT.  Integrante de la red PLACTS

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