Inteligencia artificial y trabajo: un desafÃo para los sindicatos
15 de marzo de 2025
Ante el escenario que configuran las tecnologÃas disruptivas es fundamental que los sindicatos asuman un papel proactivo, tanto para asegurar que los trabajadores permanezcan en el mercado laboral como para proteger sus derechos.
La IA está transformando rápidamente la vida cotidiana de las personas, fundamentalmente en el mundo laboral, lo cual plantea desafÃos sin precedentes en la capacitación y formación laboral en un contexto de fuertes condicionamientos por el alto grado de concentración de las corporaciones que producen los servicios basados en aplicaciones de IA.
No fue hasta el surgimiento de las computadoras personales y el sistema operativo Windows que el uso de computadoras se popularizó. Posteriormente, la llegada de navegadores como Explorer y Mozilla permitió que todo el planeta se sumara a la ola de Internet y se iniciará un camino a la concentración de productos digitales. Con la web social (YouTube, Facebook, X (antes Twitter), Instagram, LinkedIn, etcétera) y los teléfonos móviles con acceso a Internet se expandió y personalizó los servicios basados en datos que transitan en la plataforma de telecomunicaciones conocida como Internet.
La web social se define por las relaciones e interacciones que las personas tienen a través de Internet, pero también incluye los sitios web, el software, el hardware (equipamiento) y los sistemas (aplicaciones) que se diseñan, crean y operativizan el respaldo de esa interacción.
Asimismo, también se ha masificado la utilización de la IA, al disponerse de arquitecturas computacionales con alta capacidad de procesamiento en paralelo que caracterizan a los supercómputos y el tsunami de datos que transitan en la red Internet.
En la década de 1950, Alan Turing y sus colegas ya discutÃan la posibilidad de que las máquinas pudieran mediante sus algoritmos emular las formas de razonamiento de los humanos. Las limitaciones de representación algorÃtmicas (lenguajes de programación) para implementar algunos modelos iniciales de IA y la limitada capacidad de procesamiento no permitieron su desarrollo. No fue hasta los años ochenta que comenzaron a emerger en ámbitos académicos los primeros modelos de redes neuronales representadas por softwares.
Asà a mediados de los años 1990 llego Deep Blue la supercomputadora con algoritmos de IA que jugó ajedrez y le gano nada menos que al campeón del mundo Garry Kaspárov. Sin embargo, fue en noviembre de 2022 cuando la aplicación de IA ChatGPT se presentó en el mercado, que comenzó una nueva etapa en el uso masivo de IA. Tan determinante en este presente que con la reciente presencia de Deep Seek, la IA China, la geopolÃtica se puso de manifiesto en la carrera por dominar la centralidad en el desarrollo de productos y servicios basados en IA generativa.
Estas aplicaciones representan para la IA generativa lo que Windows fue para la computación personal o lo que los navegadores fueron para Internet: un agente de cambio profundo en la sociedad particularmente en el ámbito del trabajo.
En este contexto, es fundamental que los sindicatos asuman un papel activo y dinamicen sus estructuras gremiales para liderar el momento tecnológico y asegurar que las y los trabajadores no solo permanezcan en el mercado laboral, sino que también vean protegidos sus derechos.
El informe del Foro Económico Mundial sobre el futuro del trabajo señala que, aunque se espera la creación de 97.000.000 de nuevos empleos para 2025, 85.000.000 de puestos desaparecerán debido a la automatización y la intervención de máquinas. Esto implica una reorganización del trabajo entre humanos, máquinas y algoritmos, lo que requiere conocer y proponer una integración basada en una concepción humanÃstica. Los dueños de los medios de producción ya no dependen totalmente de la fuerza del trabajo para que sus empresas funciones y produzcan, ya que estas tecnologÃas digitales reducen la presencia humana.
En el informe mencionado se afirma que la tendencia transformadora estará dada por la ampliación del acceso digital, tanto en las tendencias relacionadas con la tecnologÃa como en general, y el 60 % de los empleadores esperan que transforme sus negocios para 2030. Además, se espera que los avances en las tecnologÃas, en particular IA y el procesamiento de la información o ciencia de datos (86%); la robótica y la automatización (58%); y la generación, el almacenamiento y la distribución de energÃa (41%), sean los motores de la transformación.
Estas tendencias pueden tener un efecto divergente en los empleos, impulsando tanto los puestos de trabajo de más rápido crecimiento como los de más rápido declive, y alimentando la demanda de habilidades relacionadas con la tecnologÃa, incluidas la IA y los macrodatos, las redes y la ciberseguridad y la alfabetización tecnológica, que se prevé que sean las tres habilidades de más rápido crecimiento.
Ante esta realidad, los sindicatos deben ser los pilares de la reconversión laboral. Su capacidad de negociación y su rol en los procesos de adopción tecnológica son esenciales para garantizar que la implementación de nuevas tecnologÃas respete condiciones laborales justas y equitativas en estos entornos digitales. La formación continua se vuelve, por tanto, una prioridad indispensable los trabajadores que demanden incorporación de conocimientos que les permita adecuarse al trabajo contextualizado por la tecnologÃa digital y la IA.
Los trabajadores organizados tienen la oportunidad y la responsabilidad de impulsar el desarrollo de habilidades digitales, permitiendo que las y los puestos laborales se adapten a las nuevas tecnologÃas y mantengan su empleabilidad. Además, el sindicalismo debe integrarse en la dimensión digital para liderar las negociaciones colectivas y las reformas normativas que protejan los derechos de la clase trabajadora en la era digital. Esto ayudará a mitigar los riesgos asociados con la IA y garantizar un trato equitativo para todos los trabajadores, sin distinción de género, raza o cualquier otra caracterÃstica personal.
El mundo del trabajo, las relaciones humanas, la salud, la educación, la producción de bienes y servicios, la comunicación y la polÃtica son actividades impactadas por la IA. Ante este avance transversal de esta tecnologÃa digital, en casi todos los ámbitos de la vida, es determinante que los actores principales que participan en la estrategia y desarrollo de un paÃs trabajen conjuntamente en dos frentes: por un lado, mitigar los daños e inequidades que estas tecnologÃas puedan producir; por otro, promover y apropiarse de estas herramientas para el beneficio común.
Existe la oportunidad, a diferencia de lo ocurrido en el pasado con las economÃas de plataforma surgidas tras la explosión de la Web 2.0, de abordar la inserción de la IA desde sus inicios y comprender plenamente sus implicaciones. Los sindicatos tienen mucho que aportar al direccionar, fortalecer y orientar estratégicamente los usos y el alcance de la IA, en busca del bien común y la construcción colectiva.
Actualmente, tenemos algunas certezas. Los «muchachos» del Silicon Valley han concretado un relanzamiento del American dream[1]. Elon Musk —dueño de Tesla, Starlink, X y viajes de turismo espaciales y uno de los lÃderes globales en IA—, ha comenzado a plantear la posibilidad de una renta básica universal. Jeff Bezos, propietario de Amazon, se ha mostrado abiertamente en contra del sindicalismo. Europa establece regulaciones orientadas a recaudar altÃsimas penalidades, que por cierto no modifican las orientaciones de las corporaciones digitales. En cuanto a China, avanza y genera productos entrando al mercado occidental. El papa Francisco reclamó en el último G7 un marco ético global entre todos los lÃderes mundiales, reiterado en la cumbre de ParÃs 2025 a la cual EE. UU. no adhirió.
Aquà un paréntesis para recordar dos cuestiones. Primero, que los efectos del calentamiento global nos advierten sobre el consumo energético desmedido que requieren los centros de datos donde las supercomputadoras procesan las interacciones con las IA. Y segundo, que Brasil anunció la inversión de tres mil millones de dólares para generar su propia IA en portugués y que lo propio hizo España, con un fondo de € 1.300.000.000
También resulta pertinente señalar que si hay algo históricamente innegable es que ante estas grandes transformaciones siempre han sido los trabajadores organizados quienes impulsaron las regulaciones y cambios pertinentes para equilibrar la balanza y reducir las injusticias.
La adopción de la inteligencia artificial debe ser entonces un proceso multifacético que implique, principalmente, la garantÃa de los derechos de las y los trabajadores en la nueva reestructuración del mercado laboral. Los ejes de acción del movimiento obrero organizado deben orientarse a coordinar acciones de formación continua, conformar alianzas estratégicas y asegurar mecanismos de control y fiscalización. Solo asà se podrá garantizar el impacto de la revolución digital beneficie a los trabajadores, a las comunidades y no solo a unos pocos multimillonarios globales.
Futuro del empleo: puntuaciones
Extrapolando las predicciones compartidas por los encuestados en la encuesta sobre el futuro del empleo, según las tendencias proyectadas para el perÃodo 2025 a 2030 la creación y destrucción de empleo debido a la transformación estructural del mercado laboral ascenderá al 22 % del total de empleos actuales. Se espera la creación de nuevos empleos equivalentes al 14 % del empleo total actual, lo que equivale a 170.000.000 de empleos. Sin embargo, se espera que este crecimiento se vea compensado por el desplazamiento del equivalente al ocho por ciento (92.000.000) de los empleos actuales, lo que resultará en un crecimiento neto del siete por ciento del empleo total: o sea, 78.000.000.
Los puestos de trabajo de primera lÃnea tendrán el mayor crecimiento en términos absolutos de volumen e incluyen a los trabajadores agrÃcolas, los conductores de reparto, los trabajadores de la construcción, los vendedores y los trabajadores de procesamiento de alimentos. También se espera que los puestos de trabajo de la economÃa asistencial, como los profesionales de enfermerÃa, los profesionales del trabajo social y el asesoramiento y los asistentes de cuidado personal, crezcan significativamente en los próximos cinco años, junto con los puestos educativos, como los profesores de educación superior y secundaria.
Los puestos relacionados con la tecnologÃa son los que crecen más rápidamente en términos porcentuales, incluidos los especialistas en ciencia de datos, los ingenieros de tecnologÃa financiera, los especialistas en inteligencia artificial y aprendizaje automático y los desarrolladores de software y aplicaciones. Los puestos relacionados con la transición energética y ecológica, incluidos los especialistas en vehÃculos autónomos y eléctricos, los ingenieros ambientales y los ingenieros de energÃa renovable.
Se espera que los trabajadores administrativos y de secretarÃa, incluidos los cajeros y repartidores de billetes, los asistentes administrativos y las secretarias ejecutivas experimenten la mayor disminución en números absolutos. De manera similar, las empresas esperan que los puestos de trabajo que disminuyan más rápidamente sean los empleados del servicio postal, los cajeros bancarios y los empleados de ingreso de datos.
En promedio, los trabajadores pueden esperar que dos quintas partes (39 %) de sus conjuntos de habilidades existentes se transformen o queden obsoletas durante el perÃodo 2025-2030. Sin embargo, esta medida de «inestabilidad de las habilidades» se ha desacelerado en una proporción cada vez mayor de trabajadores que han completado medidas de capacitación, reciclaje o mejora de las habilidades, en comparación con la edición de 2023 del informe.
El pensamiento analÃtico sigue siendo la habilidad básica más buscada entre los empleadores: siete de cada diez empresas la consideran esencial en 2025. Le siguen la resiliencia, la flexibilidad y la agilidad, junto con el liderazgo y la influencia social.
La inteligencia artificial y los macrodatos encabezan la lista de habilidades de más rápido crecimiento, seguidas de cerca por las redes y la ciberseguridad, asà como por la alfabetización tecnológica. Como complemento de estas habilidades relacionadas con la tecnologÃa, se espera que el pensamiento creativo, la adaptación, la flexibilidad y la agilidad, junto con la curiosidad y el aprendizaje permanente sigan ganando importancia durante el perÃodo 2025-2030. Por el contrario, la destreza manual, la resistencia y la precisión se destacan con notables descensos netos en la demanda de habilidades, ya que el 24 % de los encuestados prevé una disminución de su importancia.
En vista de la evolución de las demandas de competencias, la magnitud de las necesidades de capacitación y reciclaje de la fuerza laboral sigue siendo significativa: si la fuerza laboral mundial estuviera compuesta por cien personas, 59 necesitarÃan capacitación en 2030. De ellas, los empleadores prevén que veintinueve podrÃan capacitarse para desempeñar sus funciones actuales y diecinueve podrÃan capacitarse y reubicarse en otras áreas dentro de su organización. Sin embargo, es poco probable que once reciban la capacitación o el reciclaje necesarios, lo que pone en riesgo cada vez más sus perspectivas de empleo.
Los encuestados consideran categóricamente que las brechas de habilidades son la mayor barrera para la transformación empresarial, y el 63 % de los empleadores las identifican como una barrera importante durante el perÃodo 2025-2030. En consecuencia, el 85 % de los empleadores encuestados planean priorizar la mejora de las habilidades de su fuerza laboral, y el 70 % de los empleadores espera contratar personal con nuevas habilidades, el 40 % planea reducir el personal a medida que sus habilidades se vuelvan menos relevantes y el 50 % planea hacer la transición del personal de roles en declive a roles en crecimiento.
La contracumbre de Paris en febrero de 2025, motorizada por el filósofo francés Eric SadÃn, tuvo un decisivo apoyo del Sindicato Nacional de Periodistas que incluyó la premisa de una movilización. «Llegó el momento de organizar espacios de trabajo y de establecer mapas, por sectores, a escala nacional e internacional, que afirmen exigencias que debemos tener por intocables. Tendremos que hacerlo sin esperar nada, o más bien adelantándonos a los legisladores, a cuya mayor parte, lo sabemos, le brillan los ojos cuando se trata de la llamada “innovación digital”, y entre los cuales el lobby opera sin medida. La clave consiste en describir lo que ya se ha iniciado, asà como en generalizar la instauración necesaria de relaciones de fuerza».
La IA, más allá de las cuestiones tecnológicas, debe ser vista como algo que está en el punto nodal de visiones antagónicas del mundo. En la contracumbre, Sadin recordó que, desde su origen, el capitalismo considera a lo humano como una variable de ajuste.