"No es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses. Es la mano invisible del mercado, que hace que toda la sociedad se beneficie del hecho de que los individuos busquen su propio beneficio particular”, dijo Adam Smith y fue repetido miles de veces a lo largo de la historia. 

Según el sentido común liberal, la demanda de repelentes y vacunas generado por la plaga de dengue, haría que muchos fabricantes de repelentes y laboratorios comiencen a elaborar estos bienes y compitan entre sí. Quien gane esta competencia y satisfaga la demanda será el que pueda ofrecer el mejor producto al mejor precio. La realidad de hoy es que el OFF sale 20 mil pesos y no se consigue.

Este terrible contraste con la realidad sería suficiente para que cualquiera que haya dicho la gansada de “el mercado se regula solo”, se abstenga de volver a repetirla. Pero no, la realidad nos sigue dando con su mazo implacable.

¿Nos gobiernan antivacunas?

En relación a las vacunas, cada dosis tiene un valor de 70 mil pesos y se necesitan dos dosis para completar el esquema de vacunación. No veo cantidad de laboratorios matándose con los japoneses del laboratorio Takeda para dar una mejor vacuna a mejor precio. Y el Gobierno lejos de no intervenir y esperar que el mercado se regule solo, salió cual hippie antivacuna ignorante a decir que la vacuna no daba resultado. ¿Entienden? Nos gobiernan antivacunas.

Nos gobierna gente que hace reiki, habla con los perros muertos y quiere cerrar el Conicet. Sí, como lo notarán estoy vibrando muy bajo.

Por supuesto no importó que la ANMAT aprobara la vacuna. Al Gobierno tampoco le pareció suficiente que el organismo equivalente a la ANMAT en Brasil la haya aprobado y que se aplicaran 5 millones de vacunas con óptimos resultados.

Por consiguiente, la vacuna es para quien pueda pagarla, no hay campaña de prevención y son más de 180 mil los infectados y más de 120 las personas fallecidas en nuestro país por el dengue. Viva la Libertad Carajo.

Queso Russo

Mario Russo, ministro de Salud, hasta hace semanas una persona a la que prácticamente no se le conocía la voz, salió a explicar que -de ahora en más- el Gobierno tomará medidas para que se abastezca al país de repelentes. En primer lugar, se exceptuará a la ANMAT de evaluar la calidad de los nuevos repelentes. Claro, ese era el problema, quitar la última intervención estatal en la situación. Ahora, probablemente miles de empresas se pongan a competir para vendernos el mejor repelente, al mejor precio. Además, se está haciendo un acuerdo con Amazon, para que se puedan comprar repelentes “puerta a puerta”. Ante la pregunta inquisidora del periodista “ultra crítico”, Jonatan Viale, de “en cuánto tiempo llegaría”, la respuesta de Russo fue esclarecedora: “Bueno, eso es tema de Amazon”. No, no es sólo tema de Amazon, también es tema tuyo que estás viviendo una plaga con el dengue y se supone que sos el ministro de Salud.

En un momento, Jonatan Viale le recuerda al ministro que fue muy criticado por no “aparecer y dar la cara frente al problema del dengue”. La respuesta de Russo fue digna de un foro de teorías conspirativas. “¿Viste que hace dos semanas me ves todo el día en cadena nacional? ¿Eso sabes por qué es? La casta está apretando, los laboratorios están apretando, los medios están apretando”. Yo hubiese jurado que estás hace dos semanas saliendo a los medios a dar la cara porque era parte de tu trabajo.

Es momento de acordar algo clave. Independientemente de la ideología que tenga cada uno, en momentos de crisis sanitaria, si hace falta un bien para poder combatir una enfermedad, muy evidentemente no hay que dejarle la salud de la población a la mano invisible del mercado. Para eso tenemos autoridades que dirigen el Estado y la votamos democráticamente.