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La teoría Noé: sus ojos escriben y sus manos observan el universo


21 de septiembre de 2024

Frida Jazmín Vigliecca

“Tengo la poderosa impresión de que, si ideas hay, estas no surgen de mi cabeza, sino de la constante actividad de mis manos, que no cesan de colocar, desplazar y recolocar”.

Georges Didi-Huberman (Francia, 1953) es el autor de la cita anterior y además es uno de los filosofo contemporáneos actuales más importantes dentro de la teoría y la historia del arte.

Él planea, dentro de sus postulados, que el trabajo del filósofo en su estudio se asimila al taller de un artista o de una costurera, confeccionando archivos, imágenes, palabras en múltiples formas arriba de una mesa, componiendo una obra donde principalmente destaca el lugar de la experimentación.

¿Pueden las palabras traducir las imágenes o las imágenes traduzcan las palabras? ¿Puede un filósofo ser un artista de la retórica? o ¿puede la obra visual planear una hipótesis filosófica?

Luis Yuyo Noé (Argentina, 1933) en su último libro “El ojo que escribe” se hace quizá las mismas preguntas que se hace Huberman pero al revés, es Noé quien nos ofrece un recorrido sobre los textos narrativos, literarios, ensayísticos filosóficos o de teoría de la estética el arte y la política que han formado su universo intelectual y que arman el sustrato de sus invenciones artísticas.

La pregunta que estos dos grandes intelectuales del arte y la filosofía nos plantean es si acaso hay otros contenidos que forman parte de una obra (entendida como obra artística u obra textual), si por ejemplo las técnicas de archivos, los textos leídos, el orden y categorización de la biblioteca, las entrevistas, conferencias, pasamientos del mundo, lecturas intimas y públicas son parte de una obra.

La pregunta sería si sólo la producción visual conforma la obra en el caso de Noé o es todo lo que ha hecho en su vida, todos sus pensamientos y todo lo que ha leído lo que además contiene su obra.

Noé en el titulo de libro infiere un juego retórico usando un oxímoron, lo nombra “El ojo que escribe” utilizando el sentido de la percepción visual otorgándole una capacidad que no es de su naturaleza. Un ojo solo puede mirar y quien escribe serian las manos con el tacto, el movimiento, la motricidad y el ritmo.

Entonces, ¿qué nos quiere decir el autor? En principio podríamos expresar que como buen artista trata de incomodarnos y comprender que ese texto es profundamente leal a la estética Yuyo pero que sin embargo trae consigo un recorrido teórico de alto nivel intelectual intercalado con su proceso creativo y la vida de artista en diferentes estepas de su existencia.

Podríamos decir que la columna vertebral que recorre todo el libro es la pregunta de donde se ubica el pensamiento reflexivo en la acción de pintar, ¿puede teoriza el pintor sobre su obra? ¿Es necesario que lo haga?

¿Qué contribución al conocimiento teórico aportan las imágenes? supo preguntarse Didi-Huberman y es el correlato de lo que trata de responder Noé en su libro.

Para Noé el arte y la filosofía tiene en común que responden una interrogación con otra interrogación. No hay afirmación real dice y que el arte de por sí es teoría, como las manos de Huberman en su taller organizando textos, escribiendo, categorizando deviene artista.

Frida Jazmín Vigliecca

Frida Jazmín Vigliecca es trabajadora de las artes transdisciplinar, docente y arteterapeuta.

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