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No hay fin del Estado presente


27 de abril de 2024

La sentencia del fin del Estado presente fue pronunciada por Javier Milei en una desconcertante cadena nacional. Julio Gambina analiza en qué manera el Estado se encuentra muy presente, pero para volcar una transferencia de recursos en manos del poder económico conncentrado, local y extranjero.

Julio Gambina

Javier Milei dijo en su breve cadena nacional del 22 de abril que la característica de nuestro tiempo y su gobierno es dar “fin al Estado presente”, cuando en realidad, lo que acontece es que el Estado, capitalista, por cierto, reorienta sus principales decisiones a favor de grandes empresarios y exportadores, especuladores e inversores externos, en contra de la mayoría de la población de ingresos fijos.

En sus palabras se sostiene:

“…no esperen la salida de la mano del gasto público. La era del supuesto Estado presente ha terminado, ha sido un fracaso estrepitoso que ha sumergido al 60% de la población en la pobreza y nunca más vamos a volver a eso.”

Toda la política económica, siempre, es de una fuerte intervención del Estado, ahora especial y explícitamente a favor de la ganancia del sector más concentrado de la economía.

Así consolida y le otorga perspectiva a un modelo productivo asentado en la agroexportación, núcleo de la acumulación de las últimas décadas; acrecentado con la explotación y exportación de hidrocarburos no convencionales vía tecnología depredadora, la fractura hidráulica; más la producción minera, con las expectativas de la nueva joya, el litio.

De hecho, son los tres sectores que traccionan la evolución de la actividad económica en la Argentina, amenguando la recesión del conjunto.

Es un modelo iniciado en la dictadura genocida que define el resultado del 60% de pobres que enuncia Milei. Un dato acrecentado desde diciembre con la deliberada política cambiaria y de liberación de precios que elevó la inflación al 25,5% en diciembre, pico desde el cual se esgrime ahora la tendencia descendente de los precios.

La propia política de Milei le permite inventar que la inflación se proyectaba al 15.000%. Es un engaño de corto alcance ante la realidad de destrucción de la calidad de vida cotidiana de la mayoría de la población.

Convengamos que buena parte del mensaje es ilusorio, falseador y manipulador con vistas a sostener el consenso.

Solo la contabilidad creativa permite mostrar un “déficit cero”, logrado con intervención estatal para postergar pagos y “licuar” ingresos de jubiladxs, trabajadorxs estatales y planes sociales, aun cuando señala actualizaciones puntuales para algunos casos.

 

A favor de quien actúa el Estado, siempre presente 

El sector concentrado, local y externo, es el beneficiario de la política del Estado, y resulta evidente contemplanando sus viajes, visitas y entrevistas. Un presidente que se codea con los poderosos locales y globales, sea en el Llao Llao o en Texas. Nunca pisa el terreno de la población trabajadora y sus diversas organizaciones.

Milei vende ilusiones con que “la inversión privada reemplazará a la estatal”, una imposibilidad en un país inserto en la red del endeudamiento y la especulación, que el propio Milei reivindica llamando HEROES a los que fugan capitales. Recordar que Argentina es acreedora y no deudora en sus cuentas externas, precisamente por la fuga. Puede leerse en el mensaje:

“La salida vendrá de la mano de la inversión del sector privado y del crédito, financiado genuinamente por el ahorro, porque esa es la única manera sostenible de crecer. Ahí radica el secreto del éxito de todos los países desarrollados del mundo. Un Estado que vela por la vida, la libertad y la propiedad de los individuos y un sector privado pujante que arriesga, apuesta por el país y genera riqueza.”

¿Un Estado preocupado por la vida? Ello supondría concentrar recursos en salud y educación, entre algunos de los derechos socioeconómicos afectados por la política conservadora y liberalizadora de Milei.

 ¿Un Estado a favor de la libertad? Si, de fijar precios de quienes pueden hacerlo, como el caso flagrante de la medicina prepaga, más allá del accionar estatal para limitar la impunidad de los propietarios privados, por lo que se evidencia que el problema es la propiedad privada concentrada.

Milei enfatiza que su objetivo es la defensa de la propiedad privada de los medios de producción, concentrados en una minoría y en contra de una mayoría no propietaria.

Parafraseando a Margaret Thatcher, una de sus heroínas, destacó “No hay alternativa”, que el camino elegido era el único posible y que, ya recorrido la mitad del camino, vendrán pronto los resultados.

La pelota se patea para adelante y la recuperación de la economía queda entonces para el segundo semestre del 2024.

Todo fue dicho en la previa de la movilización federal en defensa de la Universidad pública, intentando contrarrestar el efecto de rechazo a una política antipopular. En la cual desde el Estado se hace presente la consolidación de un rumbo que privilegia a la lógica del capital más concentrado.

Será desde la movilización y organización popular que emerja la potencia de una alternativa política, esencia para discutir y hegemonizar la política del Estado para otros beneficiarios y perjudicados, con el horizonte de resolver las demandas democráticas. Y de transformaciones socioeconómicas profundas en favor de la liberación social, contra la explotación y el saqueo.

 

Julio Gambina

Julio C. Gambina es doctor en Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP

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