No hay otra tierra, la cámara como arma ante la barbarie neocolonial
08 de marzo de 2025
No other land, No hay otra tierra, captura en tiempo real la destrucción de la aldea Masafer Yatta, en Cisjordania, por parte del ejercito israelÃ, y a la vez explora la amistad que se forma entre el activista palestino Basel Adra y el periodista israelà Yuval Abraham, decidido a contar lo que está viendo.
La diferencia entre los israelíes Yuval Abraham y Rachel Szor, codirectora del documental, con Basel y los habitantes del pueblo, es que ellos pueden irse cuando lo deseen. Cualquier palestino no puede y el que abandone Masafer Yatta pierde su tierra. Así lo grita una mujer durante una de las demoliciones: “No tenemos otra tierra”
El documental describe las luchas que intentan evitar la destrucción de su comunidad en condiciones de máximo riesgo. Seres humanos inermes enfrentándose inútilmente contra monstruosas máquinas de acero, y soldados armados
El film nos muestra a estos jóvenes que duermen bajo las estrellas con una mirada hacia un futuro incierto y por otro lado a los ocupantes israelíes a quienes no les importa en lo más mínimo lo que les pase a ellos, a sus padres ancianos, a sus hijos pequeños e incluso a sus rebaños.
Registran de primera mano la labor metódica y fría de quienes dirigen las demoliciones con bulldozer de las humildes viviendas, el recubrimiento criminal de un pozo de agua, los cortes de suministro eléctrico; en definitiva, la decisión de empujar a hombres, mujeres y niños a la escasez total de servicios, al arrinconamiento en la desesperanza y a abandonar, por la violencia, el desgaste físico y emocional, el territorio que es propio y es el de sus ancestros. Hasta la escuela que Nasser y su esposa construyeron con su ingenio y voluntad es demolida. Estas familias están siendo desplazadas para ampliar los campos de entrenamiento militar israelíes, designados como “Zona de tiro 918”.
No hay otra tierra es un relato en primera persona que anticipa lo que a una escala gigantesca significa la destrucción actual de Gaza y el desplazamiento forzado de un pueblo entero.
Una historia trágica, manipulada, oscurecida y sepultada bajo ríos de desinformación que tienen décadas, porque una parte es dominante y tiene amigos y aliados poderosos y en el otro lado están los que no tienen nada que ofrecer. Una historia donde los que fueron en algunos momentos débiles, cuando se volvieron poderosos se convirtieron en opresores.
Las imágenes muestran la verdadera naturaleza del proyecto sionista y golpea el mito que sostiene que Israel solo se defiende. Por eso en medio de un universo de fake news, este relato visual donde la verdad es incontrovertible, tiene un mérito excepcional. Arte y resistencia se conjugan creando un fuerte alegato contra la injusticia, el atropello y a su vez la dignidad de quienes defienden el derecho a su tierra. No es una película de ficción, ni una representación narrada en base a acontecimientos pasados, es el registro de los hechos en tiempo real y sin mediaciones.
La narración es a la vez íntima y urgente. La cinematografía y la dirección hacen que cada momento se sienta como algo personal y profundamente impactante. Usaron teléfonos celulares para tomar videos sin editar, para ayudar a proteger y salvar a sus comunidades de ser arrasadas. Se ve a los soldados perseguir a estos jóvenes activistas para impedir que graben vídeos mientras corren para salvar sus vidas. No dejan de grabar imágenes que muestran el suelo pedregoso que se mueve bajo sus pies. Por momentos están en blanco, solo escuchas las voces de fondo. Uno siente que corre asustado con ellos.
Realizada entre 2019 y 2023, la película es el resultado de la colaboración de cuatro cineastas, algunos de los cuales se ponen detrás de una cámara por primera vez. Su unión para crear esta obra es un acto de resistencia en sí mismo. La determinación de los cineastas subraya el poder de la narración frente a la opresión, ellos mismos son amenazados y perseguidos y el padre de Basel es encarcelado .
Basel , ha vivido la realidad del despojo territorial a lo largo de sus 28 años de vida. También el temor incesante por las intimidaciones y agresiones de colonos israelíes deseosos de beneficiarse de dicho abuso con el apoyo físico e incondicional del ejército. Colono es una palabra ambigua, en realidad son usurpadores violentos y racistas.
Gran parte de la películas palestinas permiten una doble lectura, la obra terminada, en la que se puede ver y juzgar la violencia y la falta de libertad, la guerra, el genocidio, el colonialismo, la discriminación la tortura, la brutalidad represiva y otra más oculta, que son las condiciones extremas en las que se filma. A diferencia de muchas buenas películas filmadas fuera de Palestina, en este documental se superponen ambas en un solo relato, lo que quiere mostrar y el valor de los realizadores para enfrentar los peligros
No hay otra tierra, nos recuerda al film Palestina Blues, filmada en 2007 por Nida Sinnokrot, donde un grupo de campesinos luchan contra las autoridades por la pretensión de éstas de apropiarse de su tierra, fuentes de agua y cosechas y particularmente a la forma en que se realizó Cinco cámaras rotas (5 Broken Cameras)de 2011, filmado íntegramente en y alrededor de una aldea palestina en la zona ocupada por el ejército israelí. El director y protagonista Emad Burnat hizo esta película durante cinco años, y el título se refiere a las cinco cámaras que fueron destrozadas por el ejército israelí durante ese tiempo. Emad declaro” filmar me ayuda a sobrevivir” un pensamiento que también se escucha en la voz de Basel Adra . Estos filmes pueden convertirse en hacedores de historia, lograr ellos mismos intervenir en los procesos, participar e interactuar
El film recibió varios premios entre los que se destacan el Bafta de la Academia de Cinematografía inglesa y el de la Berlinade 2024. Con estos antecedentes muchos miembros de la Academia Cinematográfica de EEUU, tomaron nota del tiempo político y la creciente indignación ante la masacre de Gaza y le otorgaron el Oscar al mejor documental, ciertamente el anonimato de la votación los protege de represalias, no todos tienen la valentía denunciar a cara descubierta como Susan Sarandon y Mark Ruffalo.
Al recibir el premio los directores señalaron: “La película muestra la cruda realidad que hemos padecido desde hace décadas y que todavía resistimos”, “Llamamos al mundo a que tome serias medidas para poner fin a la injusticia y a la limpieza étnica del pueblo palestino” A partir de la premiación la difusión del documental se multiplico. El gobierno de Israel acuso el golpe, por eso tras la gala de los Oscar, el ministro de cultura Oscar Zohar envió una carta a los responsables de las salas de cine e instituciones culturales para pedirles que “demuestren responsabilidad pública y solidaridad” negándose a proyectar un documental cuyo relato, “abstracto y parcial”, sirve como “herramienta de propaganda antiisraelí” y “daña el buen nombre de Israel en tiempos de guerra” y pide “No proporcionen una plataforma pública en Israel para una película que difama nuestro nombre en todo el mundo”.
Mientras occidente siga armando y rearmando a las Fuerzas de Defensa de Israel y avalando que su propio sistema legal decida arbitrariamente qué hacer con aquellos de diferentes credos y sus tierras , no es difícil preguntarse cuánto tiempo más estos dos jóvenes se contentarán con intentar usar las redes sociales y la opinión pública para alterar los acontecimientos, o terminaran tomando medios más directos ellos mismos. Entonces no te sorprenderá que la impotencia se transforme en un sentimiento de odio, rencor y resentimiento, porque el uniforme militar no puede ocultar la brutalidad racista de quien lo usa. Un soldado de las FDI le pregunta a Yuval Abraham por qué le importa tanto lo que está pasando allí, su respuesta es simple. “Porque estás haciendo esto en mi nombre”. Cuando uno de los aldeanos le pregunta al mismo Yuval “ ¿qué piensas de lo que tu gente está haciendo con nosotros ?”, responde: “Es un crimen”.
Tal vez ver este documental te ayudará a comprender mejor lo que acontece hace décadas en Palestina e incluso, aunque no estés de acuerdo con sus actos y métodos, por qué existe Hamas.
En mayo de 2022 el asesinato de la periodista palestina Shireen Abu Akleh. El ejército israelí, no mata por error, mata por horror