26/3/2022
Sociedad
Gripe: ¿sobre llovido, mojado?
La vacuna antigripal comenzará a distribuirse esta semana a las 24 jurisdicciones ante un incremento inusual de casos de influenza que se vive en el país. Sobre la importancia de la vacunación, opinó el Dr. Enrique Vicente Casanueva Martínez, docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.

Enrique Vicente Casanueva Martínez
Publicado el 26 de Marzo de 2022

A mediados de febrero último, un comunicado del Ministerio
de Salud nos alertaba sobre la circulación de influenza en contexto de la
pandemia de Covid-19. Durante 2020 y 2021 los casos de gripe o influenza fueron
pocos en relación a años anteriores, pero 2022 muestra un aumento a expensas
del virus influenza H3N2.
La gripe, también denominada influenza, es una
"enfermedad invariable causada por un virus variable" (Edwin D.
Kilbourne, 1975). El nombre gripe se piensa que viene del francés
"grippe" y del franco "grip" (garra), es decir, la
empuñadura de donde agarramos la raqueta de tenis, los palos de hockey o de
golf. La gripe nos agarra por sorpresa cuando estamos desprevenidos y puede
arruinar nuestros planes a corto plazo. De la misma manera que en el tenis
existe el cubre grips que mejoran el agarre y el juego, para la gripe tenemos
las vacunas.
La gripe fue reportada desde 1510, con probables pandemias
en el s. XIX y comprobadas en el s. XX. Cada temporada de gripe es diferente, y
puede afectar a las personas de diversas maneras, pero millones de personas la
contraen cada año, miles son hospitalizadas y mueren por causas relacionadas
con ella.
En 1933, el primer aislamiento del virus en humanos permitió
el desarrollo de vacunas. En 1936, se publica en la revista "American
Journal of Diseases of Children" el primer estudio con vacunas de virus
influenza humano, iniciando un camino de investigación que llega hasta nuestros
días con las vacunas actuales que contienen 4 virus distintos (2 influenza A y
2 B) y con nuevas tecnologías de producción, como son las preparadas en
cultivos celulares.
Todas las personas a partir de los 6 meses de vida deberían
vacunarse contra la influenza todas las temporadas, con raras excepciones, y
deben recibir la vacuna correcta para su edad y estado de salud.
Cuando el suministro de vacunas es limitado, los esfuerzos
deben centrarse en administrar vacunas a las siguientes personas:
1. Niños de 6 meses a 4 años.
2. Personas mayores de 50 años.
3. Personas que padecen trastornos crónicos pulmonares (incluyendo asma) o
cardiovasculares (excepto hipertensión aislada), renales, hepáticos,
neurológicos, hematológicos o metabólicos (incluyendo diabetes mellitus).
4. Personas inmunosuprimidas por cualquier causa, incluso la inmunodepresión
causada por medicamentos o por VIH.
5. Personas embarazadas o que tienen planificado estarlo durante la temporada
de influenza y personas que dieron a luz hace menos de dos semanas.
6. Personas de 6 meses a 18 años de edad que reciben medicamentos que contengan
aspirina o salicilatos y que corren riesgo de tener el síndrome de Reye después
de la infección por el virus de la influenza.
7. Personas que viven en asilos de ancianos y otros establecimientos de
cuidados a largo plazo.
8. Personas con obesidad mórbida.
9. Personal de cuidados de salud.
10. Contactos familiares y cuidadores de niños menores de 5 años y adultos
mayores de 50 años en adelante o con ciertas afecciones médicas que los ponen
en mayor riesgo de presentar complicaciones graves por gripe.
Hay muchas opciones de vacunas entre las que elegir: con
huevo, sin huevo y con coadyuvantes que mejoran la respuesta inmunológica en
personas mayores de 65 años; pero lo más importante es que todas las personas a
partir de los 6 meses en adelante se vacunen contra la influenza todos los años
y consulten con su médico u otro profesional de la salud cuál es la más
adecuada para ellos.
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