11/12/2021
Internacionales
Ante el derrape de Bolsonaro, la derecha prueba con Sergio Moro, preferido de EE.UU.
Sólo el 19% de los brasileños apoya la gestión del presidente Jair Bolsonaro, mientras que el 65% la desaprueba y señala que los mayores problemas son las corrupción, la pobreza y la desigualdad social, seguidos por la inflación y el alza de precios, el desempleo y la falta de crecimiento, reveló Valor Econômico

Juraima Almeida
Publicado el 11 de Diciembre de 2021

Sólo el 19 por ciento de los brasileños apoya la gestión del
presidente Jair Bolsonaro, mientras que el 65 por ciento la desaprueba y señala
que los mayores problemas son las corrupción, la pobreza y la desigualdad
social, seguidos por la inflación y el alza de precios, el desempleo y la falta
de crecimiento, reveló Valor Econômico
Pese a esta realidad, Bolsonaro ha logrado la aprobación en
el Senado –por 47 votos a 32- de André Mendonça como undécimo miembro del
Supremo Tribunal Federal. Dice la ley que, para integrar la corte, es necesario
“notorio saber jurídico y reputación inmaculada”, cualidades que nadie reconoce
en el nuevo magistrado.
Ha sido Abogado-General y ministro de Justicia en el
gobierno de Bolsonaro y todas sus iniciativas en ambos puestos fueron
destinadas a proteger a la familia presidencial y perseguir a opositores, atropellando
las reglas más elementales de la democracia. Para seducir a esos 47 senadores,
Mendonça, suele prestar saludo militar a Bolsonaro, a quien clasificó varias
veces como “profeta”, no medió esfuerzos.
Se hizo evidente que la preparación de Mendonça, además de
un implante capilar, incluyó un intenso entrenamiento para que participara en
la sesión evaluatoria de diputados, donde trató de deshacer la imagen de ser
“terriblemente evangélico”, que fue la razón por la que Bolsonaro
justificó su nombramiento a la corte suprema.
Contrariando frontalmente a Bolsonaro defendió el Estado
laico, reconoció el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, atacó
a la dictadura militar y la tortura tan elogiadas por el clan presidencial, en
fin, todo un demócrata progresista. Pero después de la sesión, volvió a ser el
mismo.Hay cinco pedidos de juicio al presidente abiertos en el Supremo
Tribunal. No caben dudas sobre cómo votará Mendonça.
En declaraciones al portal Poder 360, el negacionista
Bolsonaro volvió a defender la no obligatoriedad de las vacunas contra el
coronavirus, cuestionó duramente su efectividad y dijo que buscará cambiar la
legislación para que sólo el gobierno federal pueda determinar reglas sobre el
pasaporte covid para ingresar a determinados lugares.
Paradójicamente, Río de Janeiro canceló este sábado su
fiesta oficial de fin de año, a la que cada año acuden millones de turistas de
todo el mundo, tras detectarse los primeros casos de coronavirus asociados a la
variante Omicron en Brasil
Las encuestas
La publicación de tres encuestas electorales agitó la
disputa por la Presidencia .Los sondeos realizados por Paraná Pesquisas,
PoderData e Ipespe señalaron la consolidación del expresidente Luiz
Inacio Lula da Silva al frente de los sondeos de cara a las elecciones
del año próximo, y la tendencia a la baja de Bolsonaro.
Brasil, con el ultraderechista Jair Bolsonaro, un capitán
retirado en la presidencia que acaba de afiliarse al Partido Liberal, el noveno
de su carrera, es un caso modélico de la inestabilidad de la democracia en
América Latina, al rehabilitar a los militares y a la corrupción en la
política. Su referencia es el período más brutal del régimen de excepción, con
la dictadura entre 1969 y 1975, cuando más imperaban los órganos de represión
política, con torturas y asesinatos de opositores y exilios masivos.
Bolsonaro fue el candidato de los militares y representa un
intento de regresión a los años de dictadura que duró 21 años . Construyó en
sus 30 años como legislador una simbiosis con las Fuerzas Armadas, que
mantuvieron la confianza de la población pese al período dictatorial. Eso le
permite contar con una base social que aún le asegura cerca de 20 por ciento de
apoyo popular pese a su desastrosa actitud respecto a la pandemia de covid-19,
responsable en parte de los 614 000 muertos por la pandemia.
No es casual que el nuevo partido de Bolsonaro, el Liberal,
es uno de los más involucrados en los escándalos de corrupción, que consolida
su adhesión al llamado “Centrão” (Gran Centro), una coalición informal de
partidos derechistas definidos como “pragmáticos”, sin idearios o escrúpulos
ideológicos, que apoyaron a casi todos los gobiernos a cambio de beneficios
personales y partidarios.
Los estudios muestran que el exministro de Justicia y exjuez
de la Operación Lava Jato Sergio Moro (Podemos) sigue disputando el tercer
puesto con Ciro Gomes (PDT), ambos considerablemente distantes de Lula y
Bolsonaro en la preferencia de los votantes. La candidatura de Moro ha cobrado
protagonismo gracias a los principales medios de comunicación en las últimas
semanas, que buscan un candidato de una “tercera vía”, capaz de enfrentar
a Lula y Bolsonaro.
La vieja derecha neoliberal está haciendo pruebas a los
eventuales candidatos, en las que Moro se presenta ahora oficialmente como
afiliado a un partido político, Podemos, de derecha y para peor bolsonarista
–considerado el partido del Lava Jato-, que tiene como principal líder al
senador del estado de Paraná, Álvaro Dias, histórico aliado de Moro y Deltan.
Aunque Podemos es apenas el decimotercer partido en número
de afiliados, es el tercero en el Senado Federal por el tamaño de su
bancada. Con un 92% de adhesión a los proyectos del gobierno, sus 11
diputados federales se situaron por encima de los cinco congresistas del
partido Patriotas (90%) y por delante del PSL, partido por el que fue elegido
Bolsonaro, que mantuvo un 85% de adhesión a las agendas gubernamentales.
Temeroso de Lula, líder del Partido de los Trabajadores (PT)
y peleado con Jair Bolsonaro, el polémico exjuez, considerado el candidato
preferido por Washington, admitió finalmente su deseo de disputar la
presidencia en 2022. Pero también el fiscal del que dirigía el grupo de
trabajo de Lava Jato, Deltan Dallagnol, anunció su renuncia al cargo para
presentarse como candidato. La confirmación de estas candidaturas refuerza la
noción de que la Operación Lava Jato actuó como un partido político.
«Son candidatos de derecha, que dialogan con la extrema
derecha, con sectores de la alta burocracia federal y con sectores del poder
judicial. El lavajatismo es un estado de ánimo de la clase media alta, que cree
que el principal problema del país es la corrupción. Históricamente, esta
bandera ha sido capturada por la derecha. Bolsonaro subió con esta bandera»,
dijo el escritor Milton Alves a Brasil de Fato.
Los abogados, juristas y profesores de derecho que integran
el grupo Prerrogativas publicaron una nota en la que condenan las pretensiones
políticas de Deltan Dallagnol y Sergio Moro. Señalaron que se trata de la
«consumación de una maniobra criminal de aprovechamiento político del sistema
judicial”.
Juraima Almeida es investigadora brasileña
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