18/6/2022
Cultura
Delirio a Dúo, otra recomendación del teatro porteño por El Pensador Teatral
Delirio a Dúo, con dramaturgia de Eugéne Ionesco. Dirección de Lizardo Laphitz. Los Domingos 18 hs y 19 45 hs en Jufré Teatro Bar ( Jufré 444 ).
Publicado el 18 de Junio de 2022

Siempre es un buen ejercicio mental, seguir las obras de
Eugene Ionesco, autor rumano, considerado uno de los más distinguidos
referentes del teatro del absurdo, un género dominado por el grotesco, que
expone la ridiculez de la existencia humana y la incapacidad de las personas
para comunicarse. Su pesimismo es la base de este movimiento teatral que pone
el acento en la falta de sentido de la condición humana.
Y quien toma el desafío de representar su dramaturgia, tarea
que no resulta sencilla, es nuevamente Lizardo Laphitz, reconocido director y
maestro de actores, que vuelca todo su experiencia en representar las obras más
reconocidas del teatro del absurdo. Esta es la tercera obra, del autor rumano,
bajo su dirección que vemos, La Lección fue la primera, La Cantante Calva la
segunda y ahora llega Delirio a Dúo, texto escrito en 1961, pero que tiene una
vigencia absoluta e inquietante a la vez.

Decimos esto, porque el marco de la historia es la guerra,
en el exterior caen bombas, se oyen gritos, disparos y otros sonidos
inequívocos del horror. Y mientras afuera todo es destrucción, en el interior
de una casa vemos a una pareja que se encuentran inmersa en su propio mundo.
Ella ( Julia Labadié ) está frente al espejo, luchando para peinar su nutrida
cabellera y el ( Felipe Ponce de León ) sentado en una silla, intentando
sintonizar las noticias con una radio portátil.
Pronto descubriremos, que hace años eran amantes, pero
decidieron unir sus vidas, ilusionados con un futuro felices juntos. Para esta
unión, ella debió dejar a su marido, colchonero de profesión y él tuvo que
apurar los trámites de divorcio con su esposa. Pero los planes felices
evidentemente naufragaron, ella le echa en cara, haber dejado atrás una vida
plácida, donde seguramente iba a ser madre, teniendo varios hijos seguramente a
estas alturas. Y él, también lamenta haberse divorciado y haber apostado a un
amor fallido. Los insultos, algunos muy peculiares, vuelan en aquella
habitación.
La relación evidentemente está rota, la infelicidad reina en
la casa y parecen llevarse la contra en todo. Cuando ella tiene frío, el tiene
calor y viceversa. No se ponen de acuerdo en nada, cualquier tema es propicio
para arrancar una discusión y harán lo imposible por imponer sus opiniones,
algo que no lograrán nunca, porque ninguno dará el brazo a torcer en sus puntos
de vista.
Las discusiones por lo general son sobre temas triviales,
pero la efervescencia que le ponen a cada disputa, haría pensar a cualquiera
que los vé, que están discutiendo sobre temas trascendentales. Tienen gran
cantidad de cuestiones que los enfrentan, pero tal vez la que más los sulfura,
es la discusión sobre la tortuga y el caracol. Ella sostiene que son el mismo
animal y el obviamente le discutirá a muerte que no lo son. Esto es una buena
muestra del tenor absurdo de las disputas que mantienen.
Y mientras ellos están enfrascados en sus asuntos, afuera la
guerra está en su apogeo, los tiros cada vez suenan más cerca, pero ellos
parecen no notarlo o le quitan importancia, prefieren discutir, imponer sus
razones y sobre todo culpar al otro de los males que están atravesando. Todo lo
malo que les sucede es culpa del otro. En un momento, las explosiones y los
movimientos de los soldados, estarán casi en sus narices y no les va a quedar
otra que reaccionar o lo mejor será seguir con sus temas ?? Deberán ver
la obra para ver que sucederá en esa casa, cuando los soldados finalmente
irrumpan en su edificio.
La trama es realmente desopilante, el espectador ríe por lo
absurdo de algunos diálogos, mientras vé pasar soldados que se arrastran en el
exterior o hasta lanzan alguna granada, sin conseguir la total atención de los
integrantes de esta particular pareja, que no entiende bien porque es la
guerra, ni cuales son sus bandos. Todo lo que sucede en el exterior les resulta
ajeno, lo que importante es lo que discuten ellos.
Representar este género, como dijimos antes, no suele
resultar sencillo para los actores, por eso es importante la elección justa del
elenco y sin dudas este punto es uno de los aciertos de Laphitz. La dupla
protagónica conformada por Julia Labadié y Felipe Ponce de León está muy
lograda, ya que ambos sintonizan a la perfección lo que el género requiere.
A Julia, ya la habíamos visto en la Lección y en La Cantante
Calva, en ambos casos habíamos elogiado su trabajo, pero en esta oportunidad
notamos un gran crecimiento en su prestación, posiblemente sea por el personaje
que representa en esta oportunidad, lo concreto es que realiza una composición
soberbia. Con fuerte presencia escénica, un histrionismo a flor de piel y la
gracia que pide su papel, Julia redondea una gran interpretación, digna de
elogios al por mayor.

Y aquí encuentra a un compañero ideal, nos referimos a
Felipe Ponce de León, filósofo frustrado, parece tener una respuesta para todo
y tratará de darle siempre, respuestas argumentadas a su pareja, que le
refutará cada uno de sus argumentos. Su personaje es especialista en criticar a
los demás, opinólogo profesional, siempre encontrará una excusa, para postergar
alguna acción. Nos gusto mucho la actuación de Felipe.
Y como dijimos antes, ambos protagonistas realizan un gran
trabajo en lo individual y saben como potenciarse en el conjunto. Excelentes
trabajos. Pero no estarán solos en escena, los acompañarán de manera silenciosa
la mayor parte del tiempo, Bruno Blasi, Juan Halac y Carli Velasquez, soldados
con uniforme, que estarán presentes durante toda la obra y también desde antes
del inicio, ya que al entrar al teatro, notaremos su amenazante presencia.
La puesta que presenta la obra, es otro punto alto, con
muchos detalles que hay que destacar, arrancando por el logrado diseño
escenográfico de Victor de Pilla, que presenta un hogar que se irá destruyendo
conforme avanza el relato y la guerra. Buen aporte el vestuario de Alicia Guma,
con gran cantidad de vestidos, que la protagonista se irá cambiando frente a
nosotros. Por último, mencionar el muy buen diseño sonoro, aportando los
sonidos de la guerra y elementos de utileria varios, de los que no queremos adelantar
demasiado, para no quitar sorpresa, pero que constituirán otro momento
desopilante. Esta puesta de Lizardo, es un ejemplo de como en el teatro
independiente, el ingenio puede reemplazar a los recursos económicos y se
pueden conseguir puestas tan logradas.

No queda mucho más para agregar, resaltar una vez más la
vigencia de un autor como Ionesco, que a medida que pasan los años, más
confirma esa visión de lo errática que puede resultar el comportamiento humano,
mostrando en esta obra el sinsentido de la guerra y como muchas personas, sin
importar lo que sucede en el entorno, estarán mirando su ombligo, entretenidas
en temas triviales. También dejará expuestas a tantas parejas que conviven sin
saber muy bien porque, tal vez sea por costumbre, ya que el amor se retiró hace
tiempo y ya no hay puntos de coincidencia, lo único que los une es el espanto.
Nos divertimos mucho con Delirio de Dúo y por eso la
recomendamos. Era la primera vez que visitábamos el Jufre Teatro Bar y fue muy
auspiciosa esta visita. Nos gustó mucho el espacio. Cita de honor con Ionesco,
un director experimentado y una dupla protagónica que se luce muchísimo en
escena, confluyendo para una muy buena velada de teatro independiente, en la
que además de disfrutar la obra, trataremos de dilucidar si el caracol y la
tortuga son el mismo animal.
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