25/11/2020
Economía
Desdolarizar tarifas y que sean pagables: Los compromisos de Alberto Fernández
Belen Ennis, desde el observatorio de energía OETEC, que preside Federico Bernal -interventor del ENARGAS- destaca los anuncios de Alberto Fernández vinculado a la decisión de desdolarizar las tarifas y generar cuadros tarifarios que sean pagables para el conjunto de los argentinos.

Belen Ennis
Publicado el 25 de Noviembre de 2020

La semana pasada el presidente Alberto Fernández realizó declaraciones a la prensa sobre las tarifas de energía. En este sentido, manifestó que "la dolarización de las tarifas de los servicios públicos se terminó en Argentina" y que en marzo del 2021 -cuando se implementen los nuevos ajustes- el Gobierno Nacional buscará "mecanismos para que las tarifas sean pagables para los argentinos". Desde OETEC celebramos las apreciaciones y el compromiso del primer mandatario en relación al establecimiento de tarifas justas, razonables y asequibles.
Desdolarizar (pesificar) tarifas,
precios y costos
La mayor parte de los medios levantó -de las
declaraciones de Alberto Fernández- su referencia a la actualización
de las tarifas a partir de marzo del 2021. Sin embargo, poco o nada
dijeron de la voluntad de desdolarización y asequibilidad planteada
por el Presidente. Y precisamente éste es el fondo de la
cuestión.
Para desactivar la bomba tarifaria heredada del
macrismo, resulta necesario implementar un mecanismo de
desdolarización. Ésta equivale a la extranjerización de los costos
y precios de la energía y forma parte indisoluble de la
mercantilización energética que padecimos con Mauricio Macri. Al
dolarizar la energía, las empresas se protegen de la inflación y la
devaluación, y se aseguran el mejor retorno para sus dueños y
accionistas, buena parte de los cuales son extranjeros.
Ejemplo
de ello fueron las "Bases y Condiciones" para la
comercialización del precio del gas en PIST que "pactó"
el ex CEO-ministro Juan José Aranguren con las empresas gasíferas
para blindar sus ganancias, en dólares y por el lapso de dos años,
a espaldas de lo que prevé la Ley 24.076. Conducta presuntamente
criminal denunciada por el Interventor del ENARGAS, Federico Bernal,
ante la Justicia.
Pero no todos los costos deberían
estar en moneda extranjera y muchos de ellos podrían fijarse en
pesos. Por ejemplo, no es cierto que la totalidad de los yacimientos
convencionales deberían tener sus costos dolarizados; igual vale
para los no convencionales. El 80% del petróleo que se produce en el
país es de origen convencional. Y lo mismo para el gas convencional.
Incluso para el shale, offshore/onshore, etc. Pesificar el precio del
gas en boca de pozo es absolutamente posible dado que su producción
involucra un importante componente en pesos.
Todo lo anterior
tendría que ser materia de estudio, analizando la estructura de
costos y evaluando cuáles deberían continuar en dólares (sobre
todo aquellos relacionados con la exportación) y cuáles podrían
responder a la moneda local. En otras palabras, ¿por qué no empezar
a pensarnos como lo que somos, un país productor y generador de
energía?
Asequibilidad tarifaria (que las
tarifas sean pagables)
No obstante, si bien es verdad que sin
la mentada desdolarización no se puede, sólo con ella no alcanza.
Es decir, la pesificación de las tarifas de la energía -punto
destacado por el presidente Fernández en sus últimas declaraciones
a la prensa sobre el tema- debe ser acompañada por el
establecimiento de tarifas justas, razonables y asequibles.
Esto
fue lo que remarcó el primer mandatario cuando aseveró que el
Gobierno Nacional buscará "mecanismos para que las tarifas sean
pagables para los argentinos". De hecho, la intervención de los
Entes Regulares y la revisión de todo lo actuado en materia
energética y tarifaria por el macrismo son parte del proceso.
Los resultados preliminares de las
auditorías realizadas por el ENRE y el ENARGAS, contrato por
contrato y empresa por empresa, para analizar y dictaminar cuáles
fueron los costos reales de producción, la cumplimentación de las
inversiones pactadas y la razonabilidad de los precios y
rentabilidades generadas, exhibieron serios vicios e incumplimientos
por el lado de las prestatarias.
Cuando los argentinos y las
argentinas tengamos a mano finalmente el producto de dicha revisión
integral, será crucial asegurar una indexación no automática de
las tarifas. En tal sentido, hará falta elaborar una nueva fórmula
polinómica para la fijación de los cuadros tarifarios futuros que
no esté atada exclusivamente al dólar (desdolarización), que parta
de la apertura de toda la estructura de costos de producción,
generación, transporte y distribución de energía y que considere
en su armado variables como la demanda, los insumos dolarizados, los
salarios, el cumplimiento de inversiones, las ganancias y
rentabilidades, la inflación, etc.
Consideramos, en este sentido, que a
ello apunta el presidente Alberto Fernández cuando habla de
desdolarizar tarifas y establecer mecanismos para hacerlas pagables.
Con ambos objetivos, podremos adecuarnos a las leyes, los marcos
regulatorios, al fallo de la Corte de 2016 (Cepis) y a la Ley 27.541
de Solidaridad Social y Reactivación Productiva que se propuso
disminuir la carga tarifaria real para los hogares, los comercios y
las industrias.
Conclusión
Es momento de finalizar
definitivamente con la energía mercantilizada, deshumanizada y
convertida en un negocio para pocos a costa de millones. El Gobierno
Nacional cuenta con todos los instrumentos, herramientas y recursos
necesarios para terminar con la concepción energética y tarifaria
heredada del macrismo, que transformó a la energía en un bien de
lujo y una poderosísima arma de ajuste, atraso y empobrecimiento
masivo durante los últimos cuatro años.
Los servicios
públicos y todo el sistema energético deben reorientarse hacia la
concreción de los derechos humanos de los argentinos y las
argentinas y el desarrollo industrial, científico y tecnológico del
país. Además, con tarifas justas, razonables y asequibles se podrá
poner nuevamente de pie a la Argentina, encender la economía y
llevar justicia social energética, luego del durísimo año que nos
legó esta trágica e inédita pandemia.
Confiamos en que ésta
en la perspectiva desde la cual parten las declaraciones de Alberto
Fernández sobre tarifas, desdolarización, pesificación y
asequibilidad. El eje mediático debería estar puesto en hacer
conocer estas cuestiones nodales, independientemente de los posibles
ajustes. La pregunta no es cuánto van a aumentar las tarifas sino en
qué medida éstas se alinearán detrás de las necesidades
económicas y energéticas del país y su población en términos de
justicia, razonabilidad, accesibilidad, inversiones y calidad del
servicio.
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