30/7/2022
Sociedad
El Mossad reescribe su historia sobre los atentados, repartiendo dudas y desconcierto
Investigadores independientes del atentado a la Embajada de Israel descreen de esta nueva versión del Mossad, que contradice y descalifica lo que sostuvo durante casi tres décadas. La cuestión geopolítica en el centro de una escena en la que sorpresivamente los malos no parecen tan malos.

Néstor Espósito
Publicado el 30 de Julio de 2022

La difusión
de los detalles de un controversial informe del servicio de inteligencia
israelí Mossad sobre los atentados antijudíos de los tempranos 90 desató un
vendaval político que por ahora permanece en sordina. La afirmación
sobre la inexistencia de una “conexión local” se da de patadas con las
teorías que tuvieron vigencia durante casi tres décadas y, sobre todas las
cosas, obliga a una pregunta: ¿por qué este cambio de postura, este
revisionismo histórico, ahora?
El abogado y periodista Horacio Lutzky, uno de los
hombres que más ha investigado de manera independiente los atentados, tiene una
particular visión de la situación: “Hay un cambio a nivel geopolítico; en Medio
Oriente, en la frontera israelo – libanesa, hay una fuerte tensión por un
yacimiento de gas y petróleo que Israel concesionó a un consorcio greco
británico. Hezbollah está amenazando con no permitir operar ese yacimiento. A
principios de julio mandaron cuatro drones que fueron volteados por Israel”.
En un contexto de escasez de energía causado por la guerra
entre Rusia y Ucrania, más la inexorable llegada del invierno al hemisferio
norte, “parece que a Irán se lo puede mirar de otro modo”, reflexionó.
El informe del Mossad no exculpa a Irán de la
responsabilidad por los atentados. Por el contrario, la ratifica. Pero el
gobierno de Irán de aquel entonces no es el mismo que el actual, y la situación
económica y política internacional tampoco.
José Petrosino, otro de los investigadores independientes de
los atentados, se preguntó: “¿Cómo puede ser que en 30 años la tal ‘célula
secreta terrorista de Hezbollah’, que según el Mossad ahora, habría perpetrado ‘sin
otra colaboración’ los bombazos de marras, no haya realizado ningún otro
atentado en la región? Después de la AMIA, ¿se jubilaron como
terroristas?”.
Otro de los puntos difíciles de sostener en el informe del
Mossad es la ausencia de colaboración local. El documento habla de la
posibilidad de que algún argentino, individualmente y por fuera de cualquier
organización, haya sido “manipulado y engañado”.
“Tenemos que creerles, como un dogma de fe, que no hubo
conexión local. Esto es absurdo”, sostuvo Lutzky. Y apuntó que la inteligencia
israelí se está desmintiendo a sí misma. En 2019, el ex jefe del Mossad Shabtai
Shavit dijo que “existía evidencia absoluta y contundente de que la embajada
iraní en Buenos Aires colaboró con pasaportes, armamentos, con la entrada y la
infraestructura” para la comisión de los atentados. “El libreto era otro. O
aquello era mentira, o están mintiendo, pero las dos cosas no pueden ser
verdad”.
“El Mossad aplica a destajo su lema que han escrito en su
escudo: ‘por medio del engaño harás la guerra’. Y tienen voceros que difunden
ese mensaje”, terció Petrosino.
Lutzky fue más allá y recomendó un libro del fallecido
investigador británico Gordon Thomas, quien afirmaba que el Mossad
“encubrió, protegió al ex presidente Carlos Menem, desvió la denominada pista
siria. Hubo una decisión política de los jefes de la inteligencia para no
perturbar en ese sentido”.
El juez argentino Daniel Rafecas heredó la Causa AMIA
después de un largo peregrinaje que incluyó la condena a su antecesor Juan José
Galeano. El informe del Mossad todavía no llegó a sus manos.
Curiosa forma de demostrar interés en el esclarecimiento de
episodios trágicos la de entregar documentación secreta a periodistas antes que
a los jueces y fiscales sobre quienes recae la responsabilidad de la
investigación. A menudo, detrás de la voracidad de un periodista por una
primicia (concepto híper devaluado en tiempos de redes sociales) se oculta,
acaso involuntariamente, una operación de inteligencia de esas que son como las
brujas: no existen, pero que las hay, las hay.
A propósito del ex juez Galeano: fue condenado en febrero de 2019, después de un juicio que duró casi cuatro años por un tribunal oral federal a seis años de prisión por los delitos de peculado, privación ilegal de la libertad, prevaricato, encubrimiento por favorecimiento personal y violación de medios de prueba. Hace tres años que la sentencia está en revisión en la Cámara Federal de Casación Penal. Si la versión del Mossad es aceptada por la Justicia argentina, entonces habrá que revisar todo de nuevo porque probablemente nada de lo poco que pasó judicialmente hasta ahora haya tenido sentido.