18/6/2022
Opinión
Es la guerra, estúpido
"Lo que está pasando ahora es justamente que la crisis global del alza del costo de vida, que hace que se pague por los alimentos más por menos cantidad, es el daño colateral que está sufriendo la mayoría de la población mundial por culpa del tablero geopolítico" señala el ex presidente del Banco Central de Bolivia.

Gabriel Loza
Publicado el 18 de Junio de 2022

«Es la economía, estúpido», fue una frase
acuñada por Bill Clinton en 1992 en su campaña electoral contra George H. W.
Bush (padre), que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos.
Después de 30 años permítame adecuarla a la crisis mundial que atravesamos
actualmente, donde si bien confluyen una serie de factores en la llamada
tormenta perfecta, sin duda la guerra desatada hace más de 100 días llegó a ser
su principal factor desencadenante y determinante.
El Banco Mundial, en su último informe de
junio, disminuye en 1,2 puntos porcentuales la estimación del crecimiento del
producto mundial realizada antes de la guerra, en enero de este año, lo que
estadísticamente podría asumirse como el costo o el efecto de la guerra. Admite que la guerra de Ucrania ha exacerbado
la desaceleración de la economía mundial, provoca una mayor inflación y
condiciones financieras más restrictivas, aumentando el riesgo de estanflación.
El informe de Naciones
Unidas, El impacto global de la guerra de Ucrania, es más desgarrador e
impactante: La guerra ha exacerbado una crisis global del costo de la vida no
vista en al menos una generación, comprometiendo vidas, medios de subsistencia
y nuestras aspiraciones de un mundo mejor para 2030, debido a una escalada de
los shocks de precios en los mercados mundiales de alimentos, energía y
fertilizantes.
Estima que 1.600 millones de personas en 94
países están expuestas a una dimensión de la crisis, mientras que 1.200
millones de ellas viven en países de “tormenta perfecta”, es decir vulnerables
a las tres dimensiones (alimentos, energía y finanzas) de la crisis del costo
de la vida. Los efectos dominó o reacción en cadena de la guerra estiman
aumenten el número de personas con inseguridad alimentaria en 47 millones.
Los indicadores del informe de Naciones
Unidas sobre el costo de la vida son preocupantes: el precio de los alimentos
subió un 20,8% comparado con el mismo periodo que el año pasado mientras que
según la FAO el precio de los cereales se incrementó un 30% y el precio del
trigo escaló un 56%.
El precio del petróleo
aumentaría en 2022 en 50% respecto al 2021 (aunque respecto a antes de la
crisis, en enero del 2022, subió hasta junio en 70%). El
precio del gas en Europa es diez veces mayor al nivel que tenía en 2020. Los
precios de los fertilizantes son el doble del promedio del período 2000-2020.
Por último, el costo del transporte marítimo es el triple respecto al nivel que
tenía antes de la epidemia.
A nivel internacional ya surgen comentarios
críticos. Así Finanzas y Desarrollo del FMI, plantea la necesidad de
superar las crecientes divisiones y reconfigurar el multilateralismo para
servir a los intereses colectivos y nacionales de manera más efectiva, mientras
que las sanciones económicas generan mayores crisis globales y son más fáciles
de evadir.
En Project Syndicate Daniel Gross
habla del fracaso del embargo del petróleo ruso, debido al alza de precios y
que además la UE aplica sólo a las importaciones marítimas de petróleo crudo
ruso, no así a las importaciones que llegan a través oleoductos. Concluye que
los líderes políticos occidentales deberían reconocer esta realidad, y admitir
que paralizar la economía rusa no está dentro de sus potestades.
Dani Rodrik afirmó recientemente que “los
políticos estadounidenses confunden fácilmente el objetivo de reafirmar la
primacía global de Estados Unidos con el establecimiento de un orden mundial
más seguro y próspero”, mientras que otros países preferirían vivir en un mundo
sin dominación y no se conviertan en daños colaterales cuando las grandes
potencias luchan.
Por último, así alerta
Hans Werner en Project Syndicate: “De hecho, el número de vidas amenazadas por
estas inminentes catástrofes humanitarias podría empequeñecer todo lo que hemos
visto hasta ahora en Ucrania. Por lo tanto, la
comunidad internacional debe impulsar una cesación del fuego y negociaciones de
paz”.
Lo que está pasando ahora es justamente que
la crisis global del alza del costo de vida, que hace que se pague por los
alimentos más por menos cantidad, es el daño colateral que está sufriendo la
mayoría de la población mundial por culpa del tablero geopolítico que disputan
las grandes potencias militares.
Gabriel Loza
Ex Presidente del Banco Central de Bolivia, Ministro de Planificación del
Desarrollo y Director de la Unidad de Análisis de Políticas Económicas y
Sociales (UDAPE). Es economista y Master en
Administración de Empresas. Funcionario Internacional de la Comunidad Andina.
Consultor de organismos internacionales como PNUD, OIT, FONPLATA