17/11/2020
Economía
Glencore y la Minera Aguilar: El saqueo de la Argentina en tiempo presente
La megaminería, extranjerizada, es sinónimo de saqueo. Alta rentabilidad, escasos controles, ínfima protección de los recursos naturales y devastación social cuando se agotan los minerales que extraen. La Minera Aguilar es una prueba de tiempo presente.
Publicado el 17 de Noviembre de 2020

Durante el día de ayer, Guillermo Apraiz, presidente de la Minera
Aguilar, explotada por la multinacional Glencore, anunció el cese de las operaciones
productivas en el país. El anuncio tuvo su correspondiente relato en los
medios hegemónicos como la nueva “salida” de una multinacional del país, bajo
el argumento que la Argentina es un país en el que resulta difícil invertir.
Hace 91 años, la Minera Aguilar explota los recursos
naturales del país. Desde hace años argumenta que se está experimentando “la
declinación productiva” por agotamiento natural de los recursos después de
décadas de intensa extracción. Sin embargo, cualquier excusa es buena para los
voceros de los grupos económicos para seguir enfatizando sobre las desventajas
comparativas de nuestro país.
La mina Aguilar se ubica en la falda oriental de la sierra
de Aguilar, a una altura de 4.450 m s.n.m., 47 kilómetros al sur de la
localidad de Tres Cruces, en la provincia de Jujuy. A lo largo de su historia, extrajo millones de toneladas de cinc, plomo, plata y cadmio.
Lo cierto es que el anuncio de la Minera Aguilar es una de las tantas “crónicas de una muerte anunciada” que describen el paso de
las multinacionales mineras por nuestro país. Y lo estamos viviendo en tiempos
presentes, con lo que resulta una enorme oportunidad para reflexionar sobre el
sentido de las “inversiones productivas” en minería, cuando se amenaza con la
llegada de capitales para la explotación del litio a la misma provincia que
explotó por décadas Minera Aguilar.
Alguna vez, el Ingeniero Enrique Martínez señaló que “las
mineras cazan en el zoológico”. El argumento hacía referencia directa al mito
de las inversiones de las multinacionales en el sector.
El Servicio Geológico Minero (Segemar) es un organismo
público dependiente de la Secretaría de Energía de la Nación. Dentro de las tareas emprendidas por el
organismo a lo largo de su historia está haber dividido todo el territorio
nacional en cuadrículas, que denomina Cartas. Si vuelca datos topográficos, se
llamará Carta Topográfica; también hay Geológicas, Geoquímicas, de Geofísica
Aérea, etc.
La existencia, y mas aún, la información contenida en el
Segamar hace sumamente atractivas las inversiones a realizarse en el territorio
nacional por parte de las multinacionales mineras, ello así, por la sencilla
razón que “ahorran” un enorme trabajo previo de exploración.
Aún era colonia nuestra Patria y comenzaba el proceso de
apropiación del recurso minero del cerro Aguilar. En la larga historia de la
explotación, el último hito que desvío el curso de la historia de la
experiencia minera fue la propiedad constituida sobre el proyecto por la
multinacional Glencore en el año 2005.
Empezaban a acelerarse los tiempos del agotamiento natural
de la mina y la política de saqueo comenzaba a intensificarse. El cierre de la
mina estaba escrito desde mucho antes del anuncio dado a conocer ayer. Sin
embargo, el insostenible argumento de la pandemia, lo único que encubre es la
salida de la multinacional cuando debía edificar la responsabilidad ambiental y
social frente al pueblo edificado alrededor de la mina.
Previo a la llegada de Glencore, la revista Panorama Minero
en 1989 señalaba que “La mina Aguilar se ubica lejos de cualquier centro
poblado de importancia. Por ello, los campamentos no son la morada temporaria
del personal sino un verdadero pueblo en el que viven los mineros y sus
familias. Cuando la mina alcanzó su máxima cantidad de personal, la población
llegó a 5.000 habitantes.”
Por aquellos años había “1.542 viviendas, todas construidas
por la empresa. Disponen de energía eléctrica, agua corriente, cloacas,
caminos, alumbrado público y recolección de residuos. Para el cuidado de la
salud cuentan con un hospital en el “campamento Molino” y dos enfermerías, una
en el “campamento Mina” y otra en la localidad de Tres Cruces. La capacidad de
internación es de 60 camas. El hospital ocupa una superficie de 1.400 metros
cuadrados y cubre todas las especialidades básicas: clínica médica, cirugía,
obstetricia y ginecología. Además cuenta con laboratorio bioquímico, farmacia,
consultorio odontológico y servicios de oftalmología, radiología,
otorrinolaringología y fonoaudiología. La población tiene escuelas primarias y
secundarias (con carreras técnicas y bachillerato). En el año de referencia
había 2.028 alumnos en las primarias y 787 en las secundarias. Además había 55
inscriptos en una escuela nocturna para adultos y 274 niños en jardín de
infantes.” Si bien el paso de la década del 90 comenzó a postergar
severamente los servicios sociales en el pueblo edificado con el único objetivo
de abastecer la extracción de la mina, lo cierto es que la supervivencia de los
trabajadores de Aguilar, está íntimamente vinculada con la supervivencia de un
pueblo, donde muchos ellos nacieron.
El presidente de Minera Aguilar señalaba ayer que “Ofreceremos
un beneficioso programa de retiro voluntario, asistencia para la relocalización
y una serie de programas sociales para brindar herramientas de apoyo en este
difícil momento. Compañía Minera Aguilar mantendrá el pueblo durante dos años.”
El mito de las inversiones en minería
Desde hace 40 años, los procesos de extranjerización a manos
de corporaciones económicas de las experiencias mineras del país, fue
modificando y haciendo actualmente cotidiano el testimonio indeleble de su
modelo de producción. Enrique Martínez señalaba en enero de este año que las
multinacionales “plantean proyectos para la periferia que agotan las minas en
25/30 años máximo y que exportan material sin purificar, trasladando el
agregado de valor importante a sus casas matrices. Es sabido que exportamos
concentrado de cobre e importamos casi todo producto hecho con cobre refinado.
Lo mismo pasa con buena parte del aluminio; con todas las tierras raras; con el
litio.”
El principal mito que opera en la minería marca que la única
manera de transformar en redituable el desarrollo es la apuesta por la
megaminería, circunstancia que contrasta con la experiencia histórica, las
tradiciones y la propia estrategia de supervivencia en el país. Lo único que ha
favorecido la mitología de la megaminería fue la concentración económica y la
postración de la potencialidad que tiene la minería para el desarrollo de un
país y su pueblo.
La Minera Aguilar
“Entre los antecedentes más remotos hay algunas evidencias
relativas al conocimiento de los Incas sobre la existencia de los depósitos
metalíferos de la sierra de Aguilar en tiempos precolombinos. El viajero y
narrador Filiberto de Mena, en un documento escrito en Salta el 22 de noviembre
de 1791, dice que en 1729, Josef Pereira hizo el pedimento de una mina de plata,
en la cordillera de Aguilar, al gobernador Baltazar de Abarca”, destaca el
geólogo e historiador Eddy Lavandaio en su obra de dos tomos sobre minería
argentina, auspiciado por el Segamar.
Mantener el pueblo por dos años señala la empresa, como si
se tratara de un improvisado campamento de cercanías para la explotación de la
mina. De lo que se trata, es del territorio en el que miles de las personas que
hoy ocupa la mina han nacido, se han educado, han trabajado y soñaban con
seguir trabajando y edificando un futuro.
Glencore, luego de haber maximizado la rentabilidad de la
mina durante los últimos 15 años, frente a la posible repercusión económica de
la declinación productiva de la mina, ha tomado la decisión de aniquilar el
pueblo, ofrecer el retiro voluntario y la relocalización de los habitantes de
Aguilar, como si su vida, además de la riqueza que han producido con su
trabajo, fuera también, propiedad privada de sus intereses corporativos.
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