24/12/2022
Política
La Corte de las Injusticias
Laburan poco, cada vez menos. Y cuando laburan, lo hacen al servicio del extranjero. La ratificación de la condena a Milagro Sala y la decisión de meterse a definir la coparticipación, evidencian la mala salud con la que atraviesa este tiempo nuestra democracia. Y además, deja la huella evidente del redespliegue de los yanquis en nuestro país.
Publicado el 24 de Diciembre de 2022

El 4 de diciembre uno de los columnistas
con capacidad de operación del Grupo Clarín, Ignacio Zuleta, anticipaba que “De
los tres acuerdos que le quedan, la Corte promete dictaminar en otros dos
expedientes de interés político, y en los dos la mayoría que domina el tribunal
-Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda- ha llegado a
construir un voto que no le gustará al Gobierno. Uno es la confirmación de
una condena a la activista jujeña Milagro Sala. El otro es el amparo que
presentó la administración de Horacio Rodríguez Larreta contra el recorte de
fondos federales para la ciudad de Buenos Aires.”
Ambos fallos no estaban aún escritos al
momento en que el operador mediático conocía su resultado. Semejante
demostración de inconveniencia democrática se realiza a cielo abierto y queda
apenas encubierta por la naturalización permanente de éste insultante juego de
pinzas con el que el poder económico, sus romantizadores mediáticos y sus
empleados en funciones judiciales, han decidido actuar a repetición.
Y sucedió como Clarín ya sabía. La condena
a 13 años de prisión dictada contra Milagro Sala fue publicada por la Corte
apenas dos días antes de la final que nos convirtiera por tercera vez en
campeones del mundo. Mientras las organizaciones populares acampaban exigiendo
el indulto al presidente Alberto Fernández, como consecuencia directa de la
decisión de la Corte, ésta dictó el segundo fallo, y convalidó la caprichosa
pretensión porteña de quedarse con fondos que Macri le aseguró apenas juró como
presidente.
En simples palabras, la Corte puso una
pistola en la cabeza de las organizaciones populares, consolidando el mensaje
iniciado por el radicalismo de Gerardo Morales, de amenazar a cualquier
militante que decida abrazar la organización popular para conquistar sus
objetivos, de ser condenado a la cárcel por la simple pretensión política de un
gobernador al servicio del poder económico extranjero.
A los pocos días, la Corte sentenció que
estaba dispuesta a ser el vértice del sistema federal Argentino, legislar y
gobernar al mismo tiempo, y acrecentar las arcas del territorio con peor
producción y mayor concentración de riqueza del país.
Legislar, gobernar, juzgar y amenazar a
quien les desafíe sus pretensiones. Cuatro abogados que difícilmente podrían
sentarse a redactar una parte ínfima de lo que firman, menos aún pasar un
examen de habilidades para el cargo que ocupan, dos de ellos que decidieron
asumir sus cargos violando la Constitución, pretenden pintar de colores el
decorado en que han transformado una democracia en la que sólo entran las
pretensiones de los grupos económicos.
Las razones de la cárcel sobre Milagro
La comunicadora popular Úrsula Asta, desde
las páginas de Radio Gráfica, recordaba que apenas conocida la sentencia que
ratificaba la condena a Milagro, Gerardo Morales publicó una carta en la que
afirma que el fallo de la Corte “reafirma la transformación de la Matriz
productiva en la Provincia, ya que, si no se resolvía la cuestión de la
corrupción imperante y la violencia, no se hubiera podido lograr el desarrollo
del Litio, las Energías Renovables, el Turismo, el Cannabis con fines
medicinales”, entre otros.
En septiembre pasado, sin ir mucho más
lejos, Gerado Morales anduvo junto al Ministro del Interior, Wado de Pedro,
recorriendo junto a otros gobernadores diversas Secretarías de Estado,
alcaidías y gobiernos estaduales de los Estados Unidos.
El objetivo de Morales, justamente, era poner
el litio y las energías renovables a disposición de las cadenas de suministro
de los Estados Unidos. No es ni siquiera un negocio, es una estrategia de
subordinación política y económica a Estados Unidos, la que muchas veces
termina zanjando una pretendida “grieta” en el sistema político Argentino.
Esos mismos grupos económicos al servicio
de los Estados Unidos a los que se les ofrece la explotación de nuestros bienes
comunes, son aquellos que demandan el disciplinamiento compulsivo de salarios e
ingresos populares, para asegurar una maximización de la rentabilidad en
dólares. Naturalmente, como bien lo señala Morales en su carta de celebración a
la persecución que sufre Milagro, a quien se le ocurra generar organización
popular para conquistar soberanía y justicia social, se le pretende la cárcel
para que las “inversiones externas” tengan la “seguridad jurídica” necesaria
para su desarrollo.
Nuestro federalismo, según los yanquis
Tan confiado opera Estados Unidos en
nuestro país, que la cámara de comercio de los Estados Unidos en Argentina
(AmCham) emitió un comunicado para cuestionar al gobierno, quien apenas
pretendía introducir un recurso razonable, legal y habitual ante la Corte,
frente a la decisión de gobernar en su reemplazo expresada por la Corte en el
fallo a favor de los porteños.
“Hoy nuestro principal desafío debería ser
fortalecer esa calidad institucional y respetar el principio de división de
poderes” sostuvieron. En el fondo, lo que hicieron con su comunicado es
condicionar a los gobernadores que los Estados Unidos consideran propios.
La AmCham, naturalmente, defiende una
democracia que les permite maximizar su rentabilidad medida en dólares, crecer
en exportaciones, primarizar la economía y alcanzar record de producción de
materias primas, a pesar del crecimiento escandalosos de los niveles de
desigualdad social.
Y los efectos de este comunicado, son aún
más devastadores que las críticas de los impresentables personajes que habitan
la alianza electoral Cambiemos, quienes por un segundo de fama y publicidad,
son capaces de articular cualquier estrategia de condicionamiento de la vida
institucional, política y económica de nuestro país.
Y son más devastadores por el hecho que la
mayor amenaza para nuestro federalismo, en pleno siglo XXI, no son los
porteños, sino los grupos económicos extranjeros. Aquellos que se apropian de
nuestros bienes comunes, subordinan económicamente el desarrollo de nuestras
provincias y condicionan políticamente a cada uno de los personajes que
alternan en los gobiernos locales con la pretensión de sumar inversiones
extranjeras para motorizar el desarrollo local.
Las decisiones de la Corte en apenas dos
semanas no cierran el año en su agenda de sentencias, sino que abren una nueva
etapa de condicionamiento de la vida institucional de este país. Una nueva
forma de debilitar el decorado de ésta acartonada democracia que muchos
celebran.
Justo cuando es necesario más organización
popular para revitalizar los proyectos políticos, renuevan la persecución
contra Milagro Sala. Justo cuando más necesario es debatir un federalismo para
el siglo XXI alejada del redespliegue norteamericano para la región, se meten a
pensar desde la cueva en que operan, la forma en que se diseña la
coparticipación.
Y todo en nombre de la democracia, la
república y coso.
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