5/11/2022
Economía
La probabilidad de la hiperinflación
Tras hacer una minuciosa descripción del panorama económico que sufrimos en Argentina, Horacio Rovelli advierte: “o se toma le toro por las astas o una vez más el pueblo argentino pagará el enriquecimiento indebido de una minoría rentista que lo sojuzga.”

Horacio Rovelli
Publicado el 5 de Noviembre de 2022

El gobierno radical había aceptado y legitimado
el total de la deuda externa heredada de la dictadura militar y, esa carga
sobre las cuentas públicas y el sector externo fue imposible de pagar,
generando un persistente déficit fiscal, en donde los ingresos eran
insuficientes y ni siquiera cubrían los gastos primarios (antes del pago de los
servicios de la deuda) y, el superávit comercial era tan magro que no alcanzaba
para cancelar la mitad de los intereses de la misma (1).
En agosto de 1988 ante una situación
insostenible fiscal y comercial y, con un creciente incremento en el nivel general
de precios (con el exacerbado rol de las grandes empresas formadoras de los
mismos en su deporte favorito de remarcar semanalmente como sucedió en 1988 y
como sucede en la actualidad, como pregona Armando Braun de La Anónima SA) se
decidió reconvertir el plan Austral por el “Plan Primavera”.
El llamado “Plan Primavera” era básicamente
igual que el “Plan Verano” o 4 –cuatro- meses de Sergio Massa de 2022. En 1988 se
decidió un nuevo ajuste en las cuentas públicas para disminuir el
financiamiento por el BCRA (Por ejemplo, en la actualidad, este año 2022 el
BCRA solo puede financiar al Tesoro de la Nación en un 1% del PIB y para el año
2023 en 0,6% del PIB) y se recurrió a múltiples tipos de cambio, como ahora,
dólar soja, dólar tarjeta, que los que tiene divisas pueden comprar directamente
sin autorización previa (2), etc.
Es más, el “Plan Primavera” tuvo la osadía
que el “Plan Verano” no tiene, de establecer para las exportaciones agrícolas al
tipo de cambio oficial, importaciones a tipo de cambio “libre” y, exportaciones
industriales a un valor intermedio entre el oficial y el “libre”. El 50% de las
exportaciones industriales debían liquidarse a tipo de cambio oficial y el otro
50% en el mercado paralelo.
Obviamente ese “mix” entre dólar oficial y
dólar paralelo es un nuevo impulso a la suba de los precios, que seguramente
quienes se “stockearon” antes, van a vender con el precio actualizado por el
“mix”.
El incremento inflacionario y la desaceleración
del nivel de actividad interno hizo que el llamado plan fracasara
estrepitosamente y, el 6 de febrero de
1989 el Presidente del BCRA, José Luis Machinea, reconoció que no tenía más
reserva de libre disponibilidad y que no podía vender un solo dólar, lo que
desencadenó la hiperdevaluación: De Australes 17,62 a Australes 650 cuando
asumió Menem (en forma anticipada y ante el caos social) la presidencia de la
República el 9 de julio de 1989; luego el proceso siguió hasta Australes 10.000
el 1 de abril de 1991- Plan de Convertibilidad y, con esa devaluación la híper
inflación (la híper devaluación es la madre de la híper inflación), siendo la
misma de 3.079,5 por ciento para ese año 1989 y de 2.314 por ciento en el año
1990, según informa el IPC del INDEC.
Y el proceso se frenó el 1 de abril de 1991
porque ante el altar de pagar la deuda, se mal vendieron YPF; FFCC; Gas del
Estado; Hidronor; SEGBA; SOMISA; Aerolíneas Argentina; ELMA, Obras Sanitarias
de la Nación; Agua y Energía; ENTeL; Encotesa; y la Caja de Ahorro y Seguro.
Fue necesario vender nuestro patrimonio empresarial para juntar los dólares para
pagar una deuda que benefició a una minoría en la dictadura militar, como ahora
van a exigir nuestro patrimonio natural al no investigarse la evasión fiscal y
la deuda del gobierno de Macri por más de 100.000 millones de dólares, que
también beneficia a una minoría de la población.
Es obvio que la deuda externa es el factor
desequilibrante que no solo enriquece al 1 o a lo sumo y con toda la furia el 2
por ciento de la sociedad argentina, sino que es un condicionante que obliga a
ceder nuestro trabajo, nuestra producción y activos valiosos para su pago.
El “Plan Verano” o “4 meses” del gobierno
es para transitar diciembre 2022 a marzo de 2023 con la esperanza de la
liquidación de la cosecha gruesa (fundamentalmente soja y maíz y sus derivados)
y, con ello, acrecentar las reservas internacionales del BCRA que, pese al
ingreso de los 8.143 millones de dólares de la venta en septiembre de la soja,
son 6.250 millones de dólares menor que diciembre de 2019, cuando se obtuvo un
superávit comercial en el mismo período de más de 30.000 millones de dólares.

La decisión de pagar la deuda externa de
las empresas privadas con las Reservas Internacionales del BCRA (por un total
no menor a 23.710 millones de dólares según fuentes del BCRA no oficial) y no
investigar la deuda generada en el gobierno de Cambiemos, genera el marco
disruptivo que empuja al gobierno a realizar medidas ya fracasada otras veces,
para tratar de evitar que las reservas internacionales sigan descendiendo y
hagan que en algún momento el BCRA no cuente más con reservas de libre
disponibilidad.
De hecho, en los meses venideros hasta
marzo de 2023, el BCRA debe pagar las importaciones que se realizaron desde
junio 2022 y que se les obligó a las empresas a refinanciar el pago con sus
proveedores por 180 días o más, que el mismo BCRA estima en más de 3.000
millones de dólares de diciembre 2022 a marzo 2023.
También se debe hacer frente a los
intereses de la deuda con el FMI y los organismos multilaterales de crédito y,
las compras persistentes de dólar ahorro y del dólar tarjeta por la población
argentina que puede hacerlo, cifra que seguramente se acrecentará de menor a
mayor desde diciembre a marzo de 2023.
Y siempre y cuando no perjudique la sequía
e impacte negativamente en la cosecha fina y su exportación, que serían menos
dólares que ingresan al país.
Es cierto que la cosecha gruesa es la gran
diferencia con los estertores del gobierno de Alfonsín, pero con un agravante
mayor en la actualidad: la liquidez de los bancos.
Relación entre nuestro dinero y el dólar
El dinero es el nexo entre los agentes
económicos y permite su relación en el circuito productivo y distributivo, por
ende, debe tener y cumplir una doble función, la de ser medio de cambio (y de
esa manera ser el nexo entre la producción, la distribución, el comercio y el
consumo) y, la de ser instrumentos de ahorro para convertirse en crédito que
permita financiar mayores niveles de inversión y de consumos. Este último rol
lo cumple deficitariamente y es suplido por la divisa estadounidense. Se
utiliza mayoritariamente nuestro dinero (el peso) como medio de cambio y el
dólar como medio de ahorro.
El total del dinero emitido y puesto en
circulación por el BCRA (Base Monetaria) se incrementó en un 133,33% desde
diciembre 2019 a octubre 2022, contra una inflación acumulada del más del 150 %
durante ese lapso, con el agravante que la inmovilización del dinero (encaje
remunerado) creció, si lo medimos por el total de Leliq (y Notaliq) (3) en un 834,72% pasando de $ 758.453 millones a $
7.089.418 millones
El principal factor de creación de dinero
es el sector externo por ingresos de divisas por exportaciones o por ingreso de
capital (créditos tomados en el exterior, inversión real directa,
transferencias internacionales a favor del país, etc.), dado que cuando
ingresan divisas el asiento contable que realiza el BCRA es: Oro y Divisas a
Billetes y Monedas y, dada la visión del
BCRA, creen que deben esterilizar ese
dinero creado, por lo tanto el BCRA redobla la colocación de Leliq y Notaliq,
que son encajes remunerados a una tasa (al 4 de noviembre 2022) del 75% anual
nominal, que es más de un 100% efectiva al ser la mayor parte de la Leliq a
siete días y renovarse automáticamente casi en su totalidad (y que seguramente
va a ser incrementada esa tasa a medida que aumente la inflación por el BCRA),
sin importarle como repercute en el costo financiero a la población (préstamos
personales, tarjetas de crédito, deuda de las empresas, etc.).
El centro de gravedad del sistema
financiero es el total de “encajes remunerados” (Pases pasivos, Leliq y Notaliq)
que superan el total del crédito otorgado por el conjunto de entidades del
sistema financiero legal y, el total de
dinero emitido y puesto en circulación por el BCRA (Base Monetaria) y, lo peor
es que la proyección es que la tasa de interés de ese encaje remunerado siga
creciendo y con ello se haga cada vez mayor el total de las inmovilizaciones
que el BCRA paga para que no sirva para nada (Solo para beneficio exclusivo de
los bancos)
El poder de los principales bancos
privados, donde 10 –diez- entidades poseen el 60% de las Leliq y Notaliq: Banco
Santander Rio SA; Banco BBVA Argentina SA; Banco Galicia y Buenos Aires SA;
Banco Macro SA (4); Banco Credicoop Coop. Ltdo;
Banco Patagonia SA; HSBC Bank Argentina SA; ICBC; Citibank NA; y Banco
Supervielle SA, es que pueden, si no se aceptan sus condiciones, dar un “golpe
de mercado” como en 1989 y, hacer que esa masa de dinero se pase al dólar, como
le sucedió al gobierno de Alfonsín. No estamos exentos de que en estas
condiciones y con la masa de dinero inmovilizado (8,8 billones de pesos, es en
pesos pero es una suma equivalente a más de 50.000 millones de dólares al tipo
de cambio oficial) vuelva a pasar lo mismo, porque estas vez no vienen por las
ya desgastadas empresas públicas que
quedan, sino por los recursos naturales, vienen por el petróleo y el gas de
Vaca Muerta (Neuquén) y en San Carlos
Mendoza, el gas de nuestra plataforma submarina frente a Mar del Plata, el litio de nuestra puna, el hierro y la
plata del Gastre en Chubut, y el oro y
el cobre de Chilecito en La Rioja. Todo a cambio de una deuda externa que este
gobierno prometió investigar y no lo hizo, que benefició a un puñado de
personas y empresas y ahora a cambio de esa estafa, vienen por el patrimonio
natural de nuestro país.
Además de investigar la evasión y la fuga
de capitales en el gestión de Cambiemos como propone el Proyecto del Senador
Parilli, que cuenta con la sanción de esa Cámara y tiene dictamen de mayoría (a
favor) y de minoría (en contra) en las dos Comisiones de la Cámara Baja que
trató el tema (Legislación General y Presupuesto y Hacienda), el BCRA debe
transformar la mayor parte de Leliq y Notaliq en crédito a través de constituir
un stock remunerado, a un plazo de un
año y a una tasa mensual variable similar a la
tasa pasiva promedio, e ir
liberando en cuotas tal tenencia. De ese
modo y a una tasa regulada o administrada por el BCRA, el enorme stock de
encajes remunerados se transformaría en un préstamo aplicado al
restablecimiento de niveles de demanda privado (pequeñas y medianas empresas) y
estatal. Para que el Estado pueda financiar obra pública en general y la
construcción de viviendas en particular, que no solo da respuesta al déficit
habitacional, sino que crea trabajo y no tiene que depender de compras en el
exterior porque todos los insumos que se
obtienen para la construcción se producen en la Argentina y, sin embargo no se lo hace, para que los que trabajan en
esa construcción no tengan más ingresos y con ello puedan comprar más alimentos
y más energía y, de esa manera disminuye el saldo exportable de alimentos y
aumenta la importación de combustible
En síntesis, o se toma le toro por las astas o una vez más el pueblo argentino pagará el enriquecimiento indebido de una minoría rentista que lo sojuzga.
Notas:
(1) Entre los años 1985 y 88, se abonaron de
intereses de la deuda por la totalidad del superávit comercial del periodo (U$s
8.500 Millones), y sin embargo la deuda externa pública creció a U$s 63.200
millones
(2) El sistema se
denomina “sin acceso”, por lo que los interesados no tendrán que acceder al
MULC (Mercado Único y Libre de Cambios), el Banco Central y la AFIP habilitan
una ventanilla especial para atender estos casos. El nuevo SIRA (Sistema de
Importaciones de la República Argentina) le pregunta a las empresas si
eventualmente cuentan con dólares para efectuar la operación y, de manera
automática pasan a la nueva “ventanilla”
(3) Las Leliq son Letras del BCRA que van de 7 a 29 días y las Notaliq son Notas
del BCRA que van de 30 a 80 o más días.
Los pases Pasivos son préstamos de los bancos al BCRA de 1 a 6 días.
(4) BlackRock
reconoce tener parte del capital accionario en los cuatro bancos privados más
grandes en la Argentina: Santander-Río; BBVA; Galicia; y Macro.
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