“Los americanos de las Provincias Unidas

no han tenido otro objeto en la Revolución

 que la emancipación del mando del hierro español

y pertenecer a una unión

[…] divididos seremos esclavos,

unidos estoy seguro que los batiremos..."

General San Martín

El General José de San Martín es, junto a otros patriotas como Bolívar, Rosas o Perón, síntesis de unidad latinoamericana, antiimperialismo, independencia económica, justicia social y soberanía política. Cuando en la Argentina hablamos de liberación es inevitable no volver los ojos sobre la gesta sanmartiniana y darse cuenta que la voluntad patriótica conduciendo a todo un pueblo bajo un programa revolucionario lleva inexorablemente a la victoria. Y, al mismo tiempo, cuando la dirigencia política no abreva en las aguas de la historia o la militancia no se nutre con los relatos de lucha que se reflejan en las miradas de los de abajo, se extravían en los vericuetos de un sistema demoliberal hecho a medida de los dueños de la pelota y réferis de todas las canchas.

Una Patria Americana justa, libre y soberana presente en el ideario sanmartiniano, encuentra vigencia en la búsqueda de un modelo de Nación que confronte al que encarna el modelo neoliberal que propone una alquimia inversa: injusticia social, como consecuencia del aborrecimiento por los derechos humanos esenciales; dependencia económica, como consecuencia de aceptar las exigencias del FMI y los buitres trasnacionales; y colonialidad, como consecuencia de una actitud genuflexa ante la dominación imperialista que busca destruir todo atisbo de dignidad soberana.

Nuestra historia política parece siempre deslizarse por un espiral que da vueltas tratando de llegar al principio sin darse cuenta que el mismo queda en el futuro y no en el pasado; ya que la génesis revolucionaria de nuestro presente aún no ha podido contestar las simples preguntas que se hicieron los patriotas de Mayo de 1810: ¿para qué deseamos la libertad? ¿liberarnos de qué y de quién? ¿quiénes van a ser los beneficiarios de la Revolución?

Volviendo nuevamente la mirada sobre San Martín es que la respuesta está ahí para quien quiera verla y sobre todo seguirla: “Seamos libres, lo demás no importa nada”, pues sin verdadera independencia todo lo que pueda devenir con el tiempo es solo colonia y sojuzgamiento.

Hace ya casi ocho años que la Argentina viene siendo azotada por políticas de ajustes orientadas al saqueo de nuestros recursos y a la pérdida de derechos. La co gobernabilidad de Macri-Michetti junto al FMI continuó en términos sustantivos con Alberto-Cristina-Massa quienes solo han mostrado matices en las formas de garantizar un modelo extractivo de cara a las necesidades de la cadena de suministros del capital extranjero (yanqui, europeo, chino, o de quien sea). La Argentina del 2023, festejando 40 años de una democracia de baja intensidad, no ha podido aun romper las cadenas de los condicionamientos externos que hacen de su soberanía un verdadero eufemismo.

A la vera del Paraná funcionan decenas de terminales portuarias bajo bandera extranjera sin control del Estado. Por el mismo río, pasan al año miles de barcos llevando recursos naturales, alimentos y manufacturas, pero ninguno de ellos tiene nuestra bandera.

El estupidismo pacifista producto del Tratado de Madrid (1989) mantiene a los gobiernos nacionales bajo una verborragia sin un acompañamiento de acciones conducentes en otros planos más allá de la epistolar diplomática, para recuperar nuestras Islas Malvinas y espacios circundantes.

A la renta agraria, garantizada históricamente por la Constitución liberal de 1853, ahora se le suma la real entrega de los recursos del subsuelo que ya no son nacionales bajo las garantías que la Reforma de 1994 les otorgó a los dueños de las provincias.

Mientras esto y otras cosas ocurren, la clase política argentina distribuida en las dos coaliciones partidarias con posibilidades de hacerse de la presidencia en las próximas elecciones de octubre, no presenta reales propuestas al pueblo que día a día ve como sus ingresos se licuan en una escalada inflacionaria sin atisbo de solución.

¿Qué diría el General San Martín ante los embates del FMI, de los yanquis, de la gran burguesía, de los dueños de la tierra, de los monopolios y de los partidos del sistema? Posiblemente nada, los miraría con desdén y ante la orden de avanzar para reprimir a las montoneras federales mandaría a cagar al gobierno centralista y cruzaría los Andes para liberar media Sudamérica. San Martín hizo lo que tenía que hacer para garantizar la liberación, ojalá la militancia política, las bases sindicales y los movimientos sociales hagan lo mismo y se atrevan recrear una gesta liberadora tan necesaria.