El 23 de septiembre se celebró el Día Nacional por los Derechos Políticos de las Mujeres en Argentina. Esta fecha recuerda que en 1947 se sancionó el voto femenino en nuestro país. Hace un año atrás, caminaba por los pasillos de la Confederación General del Trabajo y tuve la oportunidad de pasar al salón donde Eva estuvo embalsamada, rodeada de varios premios y menciones que recibió durante su vida.

De una de las paredes oscuras de mármol colgaba la imagen de su documento. “Eva tenía el DNI número uno” me dicen. Pero, ¿cómo? Pensé yo, si todos teníamos documento. “Todos los que votaban en ese momento”. Antes del voto femenino, las mujeres solo contaban con partida de nacimiento, era la única manera que había de autentificar la identidad.

De repente fui un poco más consciente de lo que representó esta mujer, para el resto de las mujeres: irónicamente llamaba “Eva”, como la primera de nosotras en la Biblia, el número uno en el documento, la que abrió el camino para que todas pudiéramos ser ciudadanas.

Si bien con el gobierno de Javier Milei podría decirse que se corrió el foco en pensar sobre el feminismo o los derechos de las mujeres y las disidencias, también es real que las discusiones que se profundizaron en años anteriores, dejaron un nuevo escenario político en el que el presidente libertario tuvo que dar pelea. Ya no da todo lo mismo. Hay conquistas que son irreversibles, aunque la actual gestión intente ir sobre ellas.

En mayo, una encuesta realizada por Zuban Córdoba, reveló que el 75% de los hombres menores de 30 años apoyaba a Milei y el 64% de las mujeres lo desaprobaba. Justamente, la polarización que realizó el presidente con las mujeres y la comunidad LGBTIQ+  le significó, por un lado, ganar porque -por supuesto- los hombres que se sintieron incómodos o amenazados por el resurgimiento del feminismo, votó por él; pero también una campaña muy fuerte en su contra, por estar en contra del aborto, ser violento con las mujeres que lo contradicen y todas las declaraciones que realizaron sus funcionarios sobre, por ejemplo, el doble lesbicidio en Barracas este año.

La grieta “ellos y nosotres” tal vez nunca estuvo tan latente en nuestro país, ya que luego de conseguir tantas conquistas, es imposible que no haya una contra marcha y un proceso que intente devolvernos al ostracismo. Pero no somos les uniques, en el mundo y particularmente en América, también se abren paso para ayudarnos a profundizar las discusiones que aún nos faltan.

La política mexicana es atravesada por una frase “Es tiempo de mujeres”. Manuel López Obrador termina su mandato y será reemplazado por una mujer de su partido, Claudia Sheinbaum. Hace pocas semanas, Cristina Fernández estuvo reunida con la futura presidenta. “Claudia es una militante política preparada, sensible y valiente a quien le deseo el mayor de los éxitos y mucha mucha fuerza” le deseó Cristina.

Si subimos un poco más en el mapa, Kamala Harris va a ser la candidata demócrata para la presidencia de los Estados Unidos, la contra cara de Donald Trump, que representa al supremacismo blanco, un hombre que fue denunciado por acoso y abuso sexual en varias oportunidades.

En el primer discurso que realizó cuando aceptó en la convención de su partido ser candidata, Harris habló sobre la importancia de garantizar en su país el derecho al aborto legal en todos los estados, algo que comenzó a cambiar en la presidencia de Trump. "Trump y sus aliados quieren crear un coordinador nacional antiabortos y obligar a los estados a informar sobre los abortos espontáneos. Están locos. Nosotros confiamos en las mujeres.”

La decisión política de Kamala de utilizar este tema como uno de los primeros para polarizar con Donald Trump, habla a las claras de que en Estados Unidos se está rediscutiendo el rol de la mujer en la sociedad. Como ya hemos contado en este portal, por primera vez en las redes sociales muchas mujeres se autodenominan “tradwifes” e invitan al resto a volver a quedarse en sus casas para servir a sus maridos.

Estas mujeres, además afirman ser votantes activas de Donald Trump, lo cual es inédito, ya que la ultra derecha nunca ha tenido mujeres con mucha visibilidad que llamaran a votar por un candidato y además, tuvieran llegada a una parte de la sociedad. “Cuando el Congreso apruebe una ley para proteger los derechos reproductivos yo, como presidenta de EE.UU., la firmaré con orgullo" aseguró Kamala.

Si bien en Argentina nos encontramos en pie de guerra contra Milei, su ajuste brutal y su misoginia, las Evas del mundo seguimos caminando, ampliando los horizontes y ayudando a otras a que puedan caminar después.