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El Palacio de las frustraciones y la calle de la esperanza


27 de abril de 2024

Una coyuntura que adquiere intensidad. La calle que testimonia masividad, convicción y articulación indispensable en un tiempo de respuestas que vienen por abajo, entre las vergüenzas y desvergüenzas que vienen de arriba. Allá lejos en un Palacio, donde a la vista del agotamiento del experimento Milei, apuran la consolidación institucional de un nuevo estatuto legal del coloniaje.

Fernando Gomez

El único que no registró la dimensión del daño que le ocasionó la movilización federal en defensa de las Universidades Nacionales al experimento gubernamental impuesto en la Argentina, fue el trastornado que ocupa los atributos presidenciales.

Javier Milei, alejado de la realidad, publicó en Instagram una respuesta pre infantil a la gigantesca movilización que tuvo lugar el martes 23 de abril en cada uno de los rincones de nuestra Patria. Un dibujito de un león diseñado con inteligencia artificial de aplicación gratuita que tomaba una taza de “lágrimas de zurdo”.

A la imbecilidad de la publicación, apenas 24 horas después, le sucedió un discurso paranormal ante la Fundación Libertad, frente a un público conservado a naftalina y millones de dólares mal habidos en nuestro País.

En el mientras tanto, la luminaria del Poder Ejecutivo, Manuel Adorni, intentaba explicar que si el presidente fabrica en sus laberintos mentales que hay cinco perros, entonces habrá cinco perros.

Nada de lo que sucede en la Argentina, opera en el registro de un personaje que goza de los beneficios de dormir en la residencia presidencial, pero que empieza a mostrar la potencialidad de trasladar su inestabilidad mental a su propio mandato.

Se notó en la calle, con un pueblo que comenzó a transformar la angustia en esperanza de modificar drásticamente la historia.

Se nota en el Palacio, ahí donde los grupos económicos le imponen velocidad a dejar consolidado institucionalmente un umbral de reforma laboral que consolide la transferencia de recursos materializada del salario al capital; asegure la impunidad al lavado de activos, la evasión fiscal y el contrabando; que imponga la extranjerización de nuestros recursos energéticos; y deje autorizado un marco legal para el ingreso de multinacionales a saquear nuestros bienes comunes, a bajo costo, y para ser puestos a disposición de los intereses geopolíticos de Estados Unidos.

La coyuntura, entonces, adquiere intensidad. En la calle, con la próxima movilización del 1ero de Mayo que anticipará el segundo paro nacional contra el experimento que encabeza Milei. En el Palacio, con la búsqueda de transformar en ley un nuevo estatuto legal del coloniaje, ahí donde los grupos económicos cuentan los votos en todas las fuerzas políticas que fundieron la escasa representación institucional de ésta debilitada democracia.

 

Universidad, el lugar por donde entró la bala

Variadas y simbólicas circunstancias transformaron en un hecho político de relevancia la movilización federal en defensa de un modelo de educación superior público, gratuito, irrestricto y de calidad en el que sigue habitando la posibilidad de tensionar con la necesidad de ponerlo al servicio de nuestro Pueblo y para grandeza de nuestra Patria. 

La capilaridad del conflicto, en el que lograron postergarse las propias tensiones sectoriales e ideológicas que habitan en la comunidad Universitaria, se tradujo en un nivel de participación inédita en cada uno de los rincones de nuestra Patria en el que se levanta una Universidad Nacional. La legitimidad y urgencia del conflicto, el sector social que hegemoniza el actor protagónico de la vida universitaria, hicieron su aporte para que el conflicto trascendiera las fronteras de los claustros y se instalara en la agenda pública como una coyuntura ineludible.

Por otro lado, la angustia de una enorme mayoría de los que habitan este suelo, que ven con frustración los desvaríos de una dirigencia política que raquitiza su representación con cada una de las vergüenzas y desvergüenzas que protagonizan; sumado al sentido propio de la oportunidad para catalizar en la Universidad un debate que importa destacar el rol del Estado, el sentido de su planificación y la dirección de los esfuerzos económicos que realiza.

Y entre esas circunstancias, también, las urgencias de un tiempo histórico que acumula conflictos en forma diaria, en el que distintos sectores sociales, productivos, económicos y políticos de este país, hacen fila para buscar resaltar las particularidades de una ofensiva que les castiga su bolsillo, su salud, su propia vida, su historia, su presente y su futuro.

Mientras el movimiento obrero diseñaba su segundo paro nacional en cinco meses de experimento político, precedido de una movilización para conmemorar un nuevo 1ero de mayo, la movilización en defensa de la Universidad, terminó tomando dimensiones históricas, con potencialidad de darle sentido a una coyuntura marcada por la lucha en la calle y que permitiera hacerle daño a un experimento que recién arranca y ya le empezaron a entrar las balas.

Y lo que mata de las balas, es su velocidad.

 

Rápido deterioro

Cualquier persona de bien que escuchara a un familiar suyo diciendo que juega todas las mañanas con una mascota que se murió hace años, y lo dice convencida, y lo repite ante sucesivas repreguntas; sería invadido por una extrema preocupación. Sin dudas, buscaría convencer a su familiar a realizarse chequeos para ver las razones por la que está fabricando una realidad que no existe.

Si la situación involucra al tipo que acomodaron en el sillón presidencial, las preocupaciones pasan a ser un tema de Estado, y su solución, excede largamente un simple chequeo con el neurólogo.

Más allá de la poco elegante gambeta que intenta el vocero presidencial ante las preguntas que se suceden respecto a cuántos perros tiene el presidente, lo cierto es que Javier Milei se exhibe cada día un poco más alejado de la dinámica cotidiana, incluso, de la gestión real y efectiva de su propio gobierno.

Es un fenómeno propio de una época marcada por un presidente como Joe Biden en Estados Unidos que saluda personas imaginarias, distorsiona acontecimientos y se muestra evadido de la realidad, y aún así, Occidente parece soportarlo y auspiciarlo -incluso- para un nuevo mandato. Son los síntomas de  una época marcada por el consumo problemático de tecnología que ha empujado a enormes sectores sociales a un abismo de racionalidad.

Aun así, la inestabilidad de Javier Milei, comienza a encender alarmas en el poder económico. En aquellos patrones que blindan en lo posible su presidencia para imponer una salvaje planificación económica que les traiga cuantiosa rentabilidad, y subordine los destinos del país a los intereses geopolíticos de sus aliados estratégicos de Estados Unidos e Israel.

Las apologías del delito pronunciadas por Milei en el Foro de Llao Llao, donde felicitaba a Elsztain, Galperín y Migoya por ser protagonistas de una descomunal fuga de capitales, y dejar al desnudo que son los grandes promotores de cualquier intento legislativo de consolidar un blanqueo de capitales que obture seguir en el futuro el rastro de un dinero que es provecho de delitos, no parece el tono adecuado para magnates que prefieren el oscurantismo para esconder sus negocios.

El discurso ante la Fundación Libertad, finalmente, no sólo evidencian que Milei no se encuentra adecuadamente medicado, sino que es incapaz de registrar la realidad y acomodarse a ella ocupando un lugar secundario en la historia.

El poder económico, que vio que las balas empezaron a entrar demasiado pronto, empezó a colectar entre su nómina a diputados, senadores, gobernadores y protagonistas de la vida institucional un umbral de orden para garantizar la consolidación legislativa de una serie de iniciativas que fortalezcan el saqueo materializado en estos meses y consoliden la dependencia económica de nuestro país.

 

El estatuto legal del coloniaje

Hace muy poquitos días atrás la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) publicó un informe donde consignó los datos definitivos de las exportaciones de los complejos con mayor volumen comercializado durante la campaña agrícola 2022/2023.

Entre maíz, soja, trigo, girasol, cebada y sorgo se registraron 67,36 millones de toneladas exportadas. El 65% de todos los granos fueron exportados por seis empresas, todas ellas multinacionales. Cargill de Estados Unidos, Viterra (Ex Glencore), la china COFCO, Archer-Daniels-Midland (ADM) de Estados Unidos; la francesa Louis Dreyfus Company (LDC); y la también norteamericana Bunge, son las empresas que no sólo hegemonizan el comercio exterior de granos, si no, que controlan la integración de un sector productivo estratégico para la economía nacional.

El año pasado, la mayor empresa productora de petróleo en la Argentina fue YPF, pero la empresa nacional no figura en el top 5 de las empresas exportadoras. Las cinco empresas que exportan petróleo en el país son Vista, de Miguel Galuccio, Chevron, Petronas, Shell y TecPetrol del grupo Techint. Todas ellas multinacionales, que mantienen extranjerizado el comercio exterior, pero como es evidente con el rol de YPF, también la planificación de la producción energética nacional.

Ninguna de éstas dos particularidades de nuestro país es novedosa, o atributo del experimento actual de gobierno. El ranking de exportadores de granos exhibe esos mismos nombres desde hace décadas y la exportación de petróleo esconde el acuerdo Chevron-YPF, consolidado hace una década, en la que la nacional produce y la yanqui factura.

Apenas un botón de muestra para comprender que el principal problema nacional es la profunda extranjerización de nuestra economía. No hay forma de pensar una salida a la crisis actual de nuestra Patria, que no parta del análisis necesario de cómo pensamos romper la extranjerización con una fuerte nacionalización de la planificación política, económica, social e institucional de la Argentina.

Por eso, a medida que la crisis se profundiza, los grupos económicos que facturan en rentabilidad constante la extranjerización de nuestra economía, y las potencias extranjeras que nos sueñan plataforma de despliegue de sus intereses geopolíticos, intentan acelerar los tiempos del experimento Milei para consolidar institucionalmente un nuevo capítulo del estatuto legal del coloniaje.

Ahí están los jirones de una ley ómnibus en pleno debate legislativo, consensuada con personajes que fingen oposición a Milei, pero comprenden que representan los intereses económicos de los mismos patrones que ostenta el experimento presidencial, buscando la mayor opacidad posible de la coyuntura para poder sancionar un umbral de consolidación institucional del saqueo ejecutado éstos cuatro meses.

Una reforma laboral diseñada por el radicalismo para consolidar explotación, flexibilización y deterioro de salarios y proyecciones previsionales; un régimen de blanqueo de capitales del conjunto de fugadores seriales de divisas y evasores de toda calaña; un sistema de producción de hidrocarburos que proteja a las multinacionales exportadoras y encarezca el consumo nacional y un régimen de postración tributaria, económica y política del desarrollo nacional con el aliento a la extranjerización brutal y saqueo programado de nuestros bienes comunes con un Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones, que constituye la madre de todas las batallas de los intereses geopolíticos que amenazan nuestra soberanía.

La clase dirigente que se golpea el pecho frente al avance del saqueo legislativo, exhibe con desparpajo la ineficacia del sentido de su representación político.

El Congreso como escenario de vergüenzas y cristalización de debilidades, se está transformando en cobijo individual de una dirigencia de la que absolutamente nadie espera nada. Un espacio de supervivencia política para los que lo habitan, y de frustraciones colectivas en los que sufren en el cuerpo el costo político de un tiempo forjado en errores, ineficacias, agachadas y estupideces consolidadas en el pasado reciente.

Y aun así, la desvergüenza de intentar llevar los debates a las expectativas electorales de sumar más diputados para profundizar la ineficacia, atraviesa los destiempos de la coyuntura descabellada que transita la clase dirigente y una escueta militancia que profesionalizó su existencia.

 

Y por suerte, la calle

En la calle, ese lugar donde nuestro pueblo ha gestado y expuesto en tensión las grandes decisiones que forjaron su destino, se exhibió que resulta hábitat para una esperanza popular que necesitaba encontrar nervio colectivo, épica de futuro y destino de lucha en la movilización popular.

Tres mojones en un plan de lucha impuesto por la realidad. Tres jornadas como forja para moldear el futuro inmediato de un pueblo que necesita amucharse colectivamente para enfrentar al saqueo que lo inunda de angustia y ansiedades.

Empieza a gestarse en la articulación política de la calle, un espacio para esquivar la insoportable rosca que desentona con las urgencias, una oportunidad para poner en el centro de gravedad las tensiones que necesariamente deben cruzar al movimiento nacional en esta etapa, para no quedarnos en el cuestionamiento estético a la figura de Milei, y cargar las tensiones sobre nudos de conflicto que no son exclusivos de éste experimento y se arrastran por décadas sin encontrar adecuada respuesta.

Pensar en clave nacional la crisis de extranjerización de nuestra economía, para incrustar en la agenda una planificación estratégica que fortalezca las voces nuestra americanas que demandan integración regional para forjar un polo de poder político en ésta crisis de orden global, que pongan a nuestra Patria sobre un cauce de incorporación de aptitudes para darle batalla a nuevos paradigmas del que nos buscan distanciar.

Pensar en clave del fortalecimiento de nuestra comunidad, de nuestro mercado interno y de nuestra generación de potencialidades productivas la responsabilidad histórica de generar trabajo y dignidad para un pueblo que sufre las consecuencias de una asimetría social con ribetes de dolorosa tragedia.

La calle como forja que apriete los alambres de nuestro futuro. La calle, ese lugar donde habita la esperanza.

Fernando Gomez

Fernando Gómez es editor de InfoNativa. Vicepresidente de la Federación de Diarios y Comunicadores de la República Argentina (FADICCRA). Ex Director de la Revista Oveja Negra. Militante peronista. Abogado.

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